En solo una semana ha logrado colocarse en el primer lugar de la taquilla. El film “Sound of Freedom” ha conseguido replicar en el Perú el éxito que tuvo tras su estreno en los Estados Unidos, donde se impuso a cintas de mayor presupuesto y recaudar una importante cantidad en taquilla.
En el Perú, la película protagonizada por Jim Caviezel (La pasión de Cristo) se estrenó el 31 de agosto al igual que en todo Latinoamérica y es actualmente el título más visto en cartelera. Esto en parte impulsado por el interés que generó en las redes sociales el filme y que motivó la llegada al Perú de Eduardo Verástegui, productor mexicano y actor de la cinta.
Él fue condecorado por el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga y logró que el burgomaestre capitalino suscribió una «carta de intención» en la cual el municipio se compromete a impulsar la moción para evitar la trata y explotación sexual de niños.
La cinta “Sonido de libertad” se estrenó en la cartelera peruana el 31 de agosto. Ese día también ingresaron a salas los filmes peruanos “La decisión de Amelia” (de Francisco Lombardi) y “Gregorio”. Ambas no pudieron superar la audiencia del film protagonizado por Jim Caviezel.
Todos los que hemos visto la película nos hemos sentido muy emocionados durante su proyección, a pesar de tocar un tema tan delicado como el abuso sexual en niños, la cinta lo hace con sumo respeto y cuidado, pero uno no deja de conmoverse incluso hasta las lágrimas al conocer la cruda realidad y la historia del agente Tim Ballard y su lucha por erradicar la explotación sexual infantil en el mundo.
Ver la película ha sido para muchos peruanos, incluida la autora de esta nota, una experiencia muy especial, por la sutileza con la que se ha tratado un tema tan intenso y que muchos prefieren no hablar o conocer. También es difícil dejar de lado el lema del personaje principal, “los niños de Dios no están en venta”. Es emotiva y quizás difícil de ver para muchos, pero saber que se basa en una historia real hace que uno desarrolle emociones intensas y que reflexione sobre el tema y preguntarnos qué están haciendo los gobiernos para combatir el tráfico de niños.
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No es fácil ver la película, uno se entrega a la historia y es imposible dejar de sentir tristeza e impotencia por los niños que son esclavizados sexualmente. En lo personal agradezco a Eduardo Verástegui y su equipo por su valentía, por haber persistido, por atreverse a poner el dedo en una llaga que nadie quiere ver.
Esperamos que Sound of Freedom logre abrir los ojos de la sociedad y muchos niños puedan ser rescatados, tal como lo sueña el agente Ballard.