El mundo está en busca de energías limpias que puedan ayudarnos a dar el adiós definitivo a los combustibles fósiles, que contaminan el aire que respiramos y contribuyen al calentamiento global. En esta búsqueda, ha surgido un nuevo tipo de energía en la que Chile está dispuesto a apostar millones: el hidrógeno verde.
Fundación Chile, una organización sin ánimo de lucro y de capital público y privado, está a la caza de US$300 millones para constituir un fondo dedicado a promover el desarrollo del hidrógeno verde en Chile. En una entrevista a Bloomberg, Marcos Kulka, el CEO de esta entidad, explicó que espera poder tenerlo listo el próximo año.
La idea es invertir en al menos una docena de proyectos que tengan el potencial de ser rentables a corto plazo: entre dos y tres años. De momento, el fondo ya ha identificado unos 30. El Ministerio de Energía de Chile estima que el hidrógeno verde ayude a reducir las emisiones entre un 25% y un 27% en 2050, el año en que el país se ha puesto como meta ser carbono neutral.
Pero, ¿qué es el hidrógeno verde?
El hidrógeno ya se encuentra en el radar de varias industrias como fuente de energía. El sector automotriz, por ejemplo, cuenta con dos tipos de motores que funcionan con hidrógeno y que, a diferencia del diésel y la gasolina, las emisiones que deja no son de CO2 sino de vapor de agua.
El hidrógeno se obtiene del agua, que es un compuesto formado por oxígeno e hidrógeno: H2O. Esta es sometida a electrólisis, un proceso que la descompone y separa el hidrógeno del oxígeno.
En el pasado, la electrólisis se hacía empleando combustibles fósiles para producir lo que hoy se conoce como hidrógeno negro o marrón, que sí contamina. Cuando se emplea gas natural, estamos hablando de hidrógeno gris, que también libera CO2. Cuando este CO2 es almacenado en vez de ser soltado en la atmósfera, lo que tenemos es hidrógeno azul. Pero si en vez de estos combustibles se utiliza energía eléctrica, solar o eólica para la electrólisis; el resultado es el hidrógeno verde, que se ha conseguido sin contaminar el aire.
Chile es uno de los pioneros de la energía renovable en América Latina. El año pasado, las energías renovables no convencionales supusieron un quinto de la energía total generada en esta nación, un objetivo que el país no esperaba conseguir antes de 2025.
Ahora, el gobierno quiere utilizar estas energías limpias (solar, eólica, etc.) para efectuar la electrólisis del agua de mar de la que se obtendrá hidrógeno verde. El plan pasa por utilizarlo para alimentar motores de vehículos, producir fertilizantes y explosivos mineros, combinarlo con CO2 para elaborar combustibles sintéticos y exportar a otros países los excedentes que puedan quedar, según informa el Ministerio de Energía.
El hidrógeno es el elemento más abundante en el universo y una sola molécula de H2, según la Fundación Chile, tiene tres veces más densidad energética por unidad de masa que la gasolina y hasta 120 veces más que las baterías de litio.
La fundación cree que este es el momento ideal para invertir en el hidrógeno debido al avance del cerco regulatorio que avanza sobre el dióxido de carbono, la reducción de costos de electrólisis y los incentivos internacionales para la transición a energías limpias.
Es por esto que la institución se ha embarcado en una tarea para recaudar fondos entre aquellos agentes que, como las mineras, puedan beneficiarse de este nuevo tipo de energía; mientras que el gobierno aportará US$50 millones al fondo, según Bloomberg.