La cifra es impresionante, nada menos que 511 mil millones de barriles de petróleo descubiertos en el subsuelo de la Antártida, cifra que supera los barriles almacenados por cualquier país.
El hallazgo lo hizo el buque Alexander Karpinsky, operado por Rosgero, agencia rusa encargada de encontrar reservas minerales para la explotación comercial.
El crudo se halló en torno a la península Antártica, la zona más accesible al continente blanco por su cercanía al sur argentino y chileno. Lo que detiene a Rusia a acceder a estas reservas que podrían cambiar el mapa energético mundial es el Tratado Antártico, que prohíbe utilizar el continente para extraer minerales o utilizarlo para explotación comercial.
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El Tratado Antártico, firmado en 1959, aseguró a la Antártida como reserva natural dedicada a la paz y la ciencia, así como única zona terrestre y marina dedicada al bien común de la humanidad. En la actualidad, 53 países son parte del tratado.
Rusia esté en un gran dilema, ya que lo hallado equivalen a las reservas de crudo de Arabia Saudí y Venezuela juntas.
Las reservas encontradas suman 511.000 millones de barriles, Venezuela, que el país con mayor reserva de petróleo en el mundo, cuenta con 303.000 millones, Arabia Saudí tiene 298.000 millones y Canadá, 160.000 millones.
La pregunta es qué hará Rusia con estos valiosos recursos que lo convertirían en el más rico del planeta o respetará el Tratado Antártico.
En el mundo, las sospechas de que hará Rusia no solo se limitan al tratado, sino también a una creciente preocupación de que la amplia campaña de mapeo y geológica que Rusia está llevando a cabo pueda tener también objetivos militares.