La relación entre México y Ecuador atraviesa su peor momento. Todo se precipitó en la madrugada del último sábado, cuando la policía irrumpió de manera violenta en la sede diplomática mexicana y detuvo al ex vicepresidente Jorge Glas, a quien el gobierno de Andrés Manuel López Obrador le había concedido asilo político el día anterior.
Jorge Glas, de 54 años, está acusado de corrupción, asociación ilícita y cohecho agravado en el caso Odebrecht, durante su mandato como vicepresidente del gobierno de Rafael Correa (2007-2017). Incluso fue condenado a prisión por los dos últimos delitos y estuvo en prisión durante cuatro años y medio,saliendo en libertad en noviembre de 2022 tras un recurso de hábeas corpus.
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La Corte Constitucional de Ecuador ratificó las sentencias contra Glas, anulando sus recursos de hábeas corpus, argumentando que «vulneraron el debido proceso, la seguridad jurídica y la competencia de funciones en el sistema judicial». Glas ingresó a la Embajada de México en Quito el 17 de diciembre de 2023, para evadir una orden de detención por el caso de Reconstrucción de Manabí. El 01 de marzo de este año, el Ministerio de Relaciones Exteriores solicitó a la embajada mexicana autorización para que la fuerza pública ingresara al lugar para capturar a Glas, pero el pedido fue negado.
Tres días después, el gobierno de Daniel Noboa decidió expulsar a la Embajadora de México, Raquel Serur, por las declaraciones del presidente López Obrador sobre la muerte del candidato Fernando Villavicencio y el impacto de los comicios ganados por el joven empresario Daniel Noboa, quien se impuso a la candidata correísta Luisa González.
El 5 de abril, el gobierno de México concedió asilo político a Jorge Glas y horas más tarde se llevó a cabo el operativo policial donde se detuvo al exvicepresidente. Para el gobierno de Noboa, al otorgarse este asilo, se contravenía el principio de no intervención en los asuntos internos de otros estados y por el «riesgo de fuga del condenado». Recordando que un juez ya había emitido una orden de detención y traslado a un centro de reclusión para Jorge Glas.
Ese mismo día, México rompió relaciones con Ecuador y anunció que denunciaría al gobierno ecuatoriano ante la Corte Internacional de Justicia. Las reacciones del mundo no se hicieron esperar, ya que muchos países condenaron la irrupción en la sede diplomática, asegurando que viola el artículo 22 de la Convención de Viena, que establece la inviolabilidad de las misiones diplomáticas.
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La canciller ecuatoriana, Gabriela Sommerfelf, advirtió a México que la concesión de asilo no podía proceder según lo establecido en el artículo tercero de la Convención de Caracas sobre Asilo Diplomático de 1954 y el artículo primero de la Convención de Montevideo de 1933, que establecen que es ilícito otorgar asilo político a personas condenadas.
Mientras el tema se discute en ambos países y la Organización de Estados Americanos (OEA) anuncia una reunión para tratar la crisis, el exvicepresidente Jorge Glas se encuentra recluido en la cárcel de máxima seguridad conocida como La Roca, en la ciudad de Guayaquil.