Cruzar la selva del Darién puede llevar una semana a pie, tiempo durante el cual miles de migrantes están expuestos a todo tipo de peligros, desde ataques de animales hasta ser arrastrados por ríos o caer en manos de bandas criminales.
Se trata de uno de los pasos migratorios más peligrosos del continente, que solo el año pasado fue cruzado por medio millón de personas, la mayoría procedente de Venezuela y países de Centroamérica, todos con el mismo sueño: llegar a Estados Unidos. La región del Darién es un área pantanosa ubicada en el límite de Colombia y Panamá.
Esta semana, Human Rights Watch reveló en un informe que el peligroso Clan del Golfo, el principal grupo criminal de Colombia, controla por completo la zona y solo el año pasado recibió unos 68 millones de dólares por el paso de migrantes. Aprovechándose de la desesperación de las personas por llegar a su destino final, cobran cifras exorbitantes y los migrantes no miden el peligro al que se enfrentan.
Según testimonios, no solo la naturaleza puede causar accidentes, sino también los traficantes de personas, ya que se dan casos de atracos, violaciones sexuales e incluso desapariciones u homicidios. En los tres primeros meses del año ya han cruzado más de 100 mil personas, por lo que se prevé que en 2024 la cifra supere el millón, donde más de la mitad son venezolanos.
Aquellos migrantes que no tienen dinero para pagar por cruzar el Darién “les piden que lleven drogas como la cocaína u otros productos ilícitos a través de la frontera”, informaron las autoridades.
La organización HRW pidió a Panamá y Colombia que nombren funcionarios de alto nivel para coordinar la respuesta a la crisis humanitaria que se desarrolla en el Darién y recomendó que sus gobiernos colaboren para mejorar la seguridad y garantizar más asistencia de grupos internacionales.