Se trata de una sequía histórica, nunca antes vista, al menos en los últimos 50 años, en España. Ante la falta de agua, el gobierno catalán ha declarado la emergencia en Barcelona y su región metropolitana. Por lo pronto, se han establecido nuevas restricciones a partir del último viernes para unos seis millones de personas, especialmente en los usos de agricultura, ganadería y la industria en general.
Después de más de tres años con precipitaciones por debajo de lo habitual, las autoridades habían anunciado que se declararía la emergencia cuando el nivel de los embalses, que acumulan agua, bajara del 16 %. Las primeras medidas son drásticas, pero necesarias para poder racionar el agua que tienen. Los sectores agrícolas tienen una restricción del 80%, mientras que en el sector ganadero tendrán que recortarse en un 50%.
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La población de los 200 municipios afectados también se verá afectada con las restricciones de esta sequía extrema.
La Generalitat de Cataluña contempla la aplicación de restricciones en tres fases y prevé la ampliación de las mismas en caso de que la situación no mejore durante los próximos meses. Los ciudadanos y empresas que incumplan alguna de estas medidas se enfrentan a multas de hasta 3.000 euros.
El consumo de agua se limita a 200 litros diarios por habitante. Si la situación se agrava, podría reducirse a 180 litros por habitante.
En el sector industrial, la reducción será del 25 %. Los municipios afectados pueden aprobar más restricciones en instalaciones de ocio y deportivas.
Cataluña no es la única comunidad autónoma en peligro por la falta de agua: en general, España está sufriendo la falta de lluvia en todo el país.