Dicen que la realidad siempre supera la ficción y este caso parece confirmar este dicho, ya que es más una historia de terror macabro. Se trata de la muerte del periodista y disidente saudí Jamal Khashoggi, ocurrida en octubre del 2018. Cinco años después, Estados Unidos otorgó asilo político a Hanan Elart, a su exesposa, una mujer egipcia que se casó con él en Norteamérica. El caso es impactante por la forma en la que fue asesinado y los poderosos personajes que estarían detrás de su fallecimiento.
En su pedido al gobierno estadounidense, Elart había advertido que su vida corría peligro si regresaba a su Egipto natal o a Emiratos Árabes Unidos.
Pero conozcamos al protagonista de esta trama tan espeluznante.
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Jamal Khashoggi, periodista disidente y que radicaba en los Estadios Unidos, fue asesinado en octubre del 2018 en el interior del consulado de Arabia Saudita, en la ciudad de Estambul, Turquía, un caso por el que la CIA responsabilizó al príncipe heredero Mohamed bin Salmán.
Khashoggi fue a la sede diplomática para obtener un documento de certificación del divorcio de su exmujer y así poder casarse con su prometida de origen turco, Hatice Cengiz entonces de 36 años. Ya compartían una vida en común y se habían comprado un departamento en la capital turca para iniciar una nueva etapa juntos entre Turquía y Washington.
El 2 de octubre del 2018, Khashoggi, columnista del prestigioso diario The Washington Post, acudió al consulado saudí en Estambul para un trámite documentario, pero nunca salió del edificio, ni hasta ahora hay rastro de los restos de su cuerpo.
Durante muchos años, el periodista Khashoggi fue un duro crítico de la corona saudí, en especial del joven príncipe heredero y su círculo más íntimo.
En abril del 2022, el tribunal de Turquía, que estaba encargado del caso, resolvió dar por cerrado el expediente y enviarlo a la justicia saudita.
Arabia Saudí había condenado en septiembre de 2020 a ocho acusados, cinco de ellos a pena de muerte conmutada luego por 20 años de prisión, pero la escasa transparencia del juicio suscitó numerosas críticas a nivel internacional.
Según la versión turca de los hechos, Khashoggi entro al consulado, fue conducido a la oficina del cónsul donde lo aguardaban sus asesinos; un comando llegado de Riad de unas 15 personas que en apenas siete minutos lo interrogaron, torturaron y finalmente despedazaron.
Los micrófonos instalados por la inteligencia turca en el edificio revelaron que el periodista de 59 años fue drogado, torturado y posteriormente descuartizado con una motosierra.
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El principal señalado como responsable fue el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán, e incluso la CIA determino que el mismo aprobó el asesinato.
Once días después, sin noticias acerca de Khashoggi, su novia ya temía lo peor. En una carta publicada en The New York Times, Cengiz reivindicaba la lucha por los derechos humanos que había caracterizado la trayectoria del periodista y relataba que detrás del motivo que le había llevado a arriesgar su vida citándose en el consulado había una historia de amor, la suya.
El 2021, La Organización Reporteros sin Fronteras, presentó una demanda ante la Fiscalía General de Alemania contra el príncipe heredero saudí.
La querella fue presentada por crímenes de lesa humanidad por este caso y la detención de al menos 30 periodistas en el reino.
Para la organización es claro que el monarca aprobó y ordeno ‘capturar o matar’ al reportero del Washington Post.
Sin embargo, el joven príncipe he negado participación alguna en el crimen. ‘Fue un error, fue doloroso y estamos haciendo lo mejor que podemos para reformar el sistema, para seguir las reglas y garantizar que todo el mundo este a salvo’’, dijo en una entrevista a la cadena estadounidense Fox en septiembre del año pasado.
El experimentado hombre de prensa de 59 años vivía en Virginia, Estados Unidos, país al que se mudó tras cuestionar en varios artículos al príncipe heredero. Las autoridades sauditas le dijeron que debía desplazarse al consulado de Estambul si quería obtener una serie de documentos para casarse con su prometida turca Hatice Cengiz. Cuando la CIA un mes después concluyó que el heredero saudí tenía relación con el crimen, el presidente de entonces, Donald Trump, que estaba decidido a mantener un estrecho vínculo con Riad, se negó a responsabilizar públicamente al líder saudita, pese a todo.
Recordemos que Arabia Saudita es uno de los principales aliados de Estados Unidos en Medio Oriente.
Cinco años después, el caso Khashoggi, sigue impactando y preocupando a todos los que creen la libertad de expresión y prensa.