El ataque del grupo terrorista Hamás al sur de Israel preocupa al mundo entero, por las pérdidas humanas producto de los enfrentamientos y el riesgo a la economía global que todavía no supera la inflación y el bajo crecimiento.
Va a generar, en corto plazo, un efecto importante en el comercio internacional, considerando que Israel es un importante exportador de máquinas, aparatos de material eléctrico, aparatos de reproducción y grabación. Además, exporta materiales como reactores nucleares, calderas, abonos, productos farmacéuticos, aeronaves y vehículos espaciales, entre otros.
En el rubro de materias primas, existe preocupación por el encarecimiento del petróleo. Si bien Israel y Palestina no son fuertes productores de crudo como otras naciones de oriente, tras el ataque de Hamás a Israel, el petróleo Brent aumentó su cotización, según el mercado de futuro de Londres.
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Un aumento mayor del petróleo encarecerá el transporte y, con ello, la inflación a nivel global volverá a descontrolarse, lo que obligará a los bancos centrales del mundo a elevar sus tasas de interés para regular el alza de precios, aunque esto enfríe la economía mundial. Los precios del crudo no han tardado en escalar desde el inicio del conflicto entre Israel y el grupo terrorista Hamás. El pasado lunes 09 de octubre el valor del Brent se incrementó un 4,2 % hasta los 88,15 dólares por barril y el West Texas Intermediate (WTI) un 4,3 % hasta los 86,38 dólares por barril.
Resulta sorprendente, puesto que ninguno de los dos territorios directamente involucrados es productor significativo de hidrocarburos y el impacto de los bombardeos sobre la oferta mundial de crudo ha sido casi nulo hasta ahora.
De hecho, el mayor yacimiento marítimo israelí, Leviatán, no ha parado sus actividades de explotación, aunque la producción quedó paralizada en el yacimiento de gas de Tamar.
De otra parte, Estados Unidos podría imponer nuevas sanciones económicas contra Irán si el régimen de los ayatolás sigue ofreciendo apoyo a Hamás. En concreto, podría endurecer las sanciones sobre el crudo iraní tras un período en el que la administración Biden ha relajado su aplicación para calmar los mercados petroleros y contribuir al incremento de la oferta global de petróleo tras la invasión de Ucrania.
Pese a ser el cuarto mayor productor de petróleo dentro de la OPEP, la influencia iraní en el mercado internacional de petróleo todavía resulta limitada debido, precisamente, a las sanciones impuestas en 2018 por la administración Trump sobre sus exportaciones.
Por tanto, la resiliencia de la demanda mundial de petróleo y los recortes estratégicos de la OPEP, determinarán la evolución de los precios del crudo en lo que resta de año. Siempre y cuando el conflicto palestino-israelí no se extienda a Irán y Arabia Saudí.
También existe la posibilidad de que el conflicto israelí-palestino se extienda al estrecho de Ormuz, una estrecha franja marítima al sur de Irán y al norte de Omán, por el que pasa diariamente el 37 % del transporte marítimo mundial de petróleo. Una intervención iraní en los ataques podría provocar disrupciones en el tráfico marítimo en esta región, lo que multiplicaría los precios hidrocarburíferos considerablemente. Y, en el peor de los casos, incluso Arabia Saudí podría involucrarse –apoyando a Hamás– a pesar de los esfuerzos de los saudíes por normalizar las relaciones con Israel.
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Este escenario podría repetirse en países de América Latina, incluyendo Perú, que importa combustible, sobre todo si el conflicto se alarga más tiempo.
En el caso concreto de Perú, Israel también es un socio comercial, aunque no de los principales. El año pasado, nuestro país importó 33 millones de dólares en productos como plástico y sus derivados, insumos químicos inorgánicos, abonos y semillas, entre otros, según la aduana.
El 2022 realizó envíos por 20 millones de dólares el 2022 al país de oriente, de productos agrícolas, entre frutas, hortalizas; además de prendas de vestir, estas exportaciones e importaciones podrían verse limitadas.
Para los analistas, es muy pronto para evaluar cómo afectará a la economía mundial esta crisis. Para México, por lo pronto no hay una afectación directa, porque la lejanía (12,400 kilómetros entre CDMX y Tel Aviv) y porque tienen una relación económica relativamente pequeña con Israel. Les venden autos, teléfonos móviles y algunos dispositivos electrónicos. Les compramos medicinas, equipos médicos y soluciones tecnológicas.
¿Qué pasará en los próximos días y semanas? Nadie lo sabe con exactitud
Israel vive su 11-S y se rompe el frágil equilibrio que había en el Medio Oriente. El mundo mira con preocupación lo que ocurre. Decir que es pronto para valorar los efectos es otra forma de decir que nos falta conocer la respuesta a algunas preguntas: que quizás pro ahora no tienen respuestas como ¿Cuánto tiempo durará? ¿Se extenderá hasta convertirse en un conflicto regional? ¿Qué pasará con Irán, a quien se identifica como “patrocinador” de Hamás y Hezbollah?