Vestido con un traje y zapatillas confeccionados en base a polímeros de maíz, Pedro Vigneau, presidente de la Asociación Maíz y Sorgo Argentino (Maizar), planteó aprovechar el mítico alimento para fabricar prendas y ropa, envases, biocombustibles para aviones y otros 4 mil productos en Argentina y no en China ni Estados Unidos.
«Deberían fabricarse (el traje y zapatillas en base a polímeros de maíz) no en China o Estados Unidos, sino en Venado Tuerto o Río Cuarto, Argentina, ya que es más eficiente agregar valor al maíz donde se produce, y el maíz argentino tiene el mejor balance de carbono del mundo”, dice el empresario argentina.
Hoy en el mundo hay más de 4 mil productos elaborados a base de este cereal, por lo que Argentina tiene una gran oportunidad desde bioplásticos para envases hasta biocombustibles para aviones, señala el productor de maíz amarillo exportado al mundo.
“Si certificamos que tenemos el maíz con menor huella ambiental del mundo, van a venir a invertir. Pongámonos de acuerdo y salgamos de las falsas grietas y prejuicios”, apunta el presidente de la Asociación Maíz y Sorgo Argentino.
El mundo mira lo renovable, por lo que “el maíz es una planta carbono 4, que capturan mucho más carbono y tienen mucha eficiencia fotosintética. Hay que contar la historia”, expresa.
“Hay una enorme oportunidad de desarrollo federal con el maíz, hoy se hace maíz de Chubut a Jujuy, de los Andes a la Mesopotamia”, manifiesta Pedro Vigneau, quien recalca que es preciso aprovechar el agua dulce que se va al mar sin aprovechamiento.
El mejoramiento genético del maíz fue a partir de un gran trabajo de los pueblos americanos, que comenzó hace 5 mil años a partir de un antecesor (el teosinte) y lograron uno de los organismos genéticamente mejorados más exitosos, señala Fernando Vilella, presidente del Congreso Maizar 2023.
El académico recuerda que el maíz es el cultivo más cosechado en el mundo, con mil 150 millones de toneladas anuales, y que es clave su gran potencial.
El maíz es “uno de los productos más competitivos de la economía argentina, porque incorpora todo el conocimiento de frontera, semejante a los competidores internacionales más evolucionados y un éxito de la cocreación”, expresa.
Vilella califica a la bioeconomía de “potente Vaca Viva nacional: sus procesos son circulares y sostenibles, reduciendo al mínimo la producción de residuos o desechos, generando nuevos productos y servicios en múltiples sectores”, que generan un ecosistema productivo con bio clusters de excelencia.
Y desmitifica la idea de que la agrobio industria argentina no genera trabajo: “Según datos de FADA, de ella proviene el 24 por ciento de todo el trabajo privado, son 3 millones 700 mil puestos. Solo la cadena del maíz genera 236 mil puestos, más del doble que toda la automotriz, que tiene 96 mil puestos. Y si incluimos a las cadenas asociadas, como las de las proteínas animales (bovina, avícola, leche, cerdo), etanol, es decir el Gran Maíz, son 680 mil puestos, más la construcción y los metalúrgicos sumados”.
El maíz argentino es el más sustentable del mundo, gracias a la siembra directa y esa ventaja se transmite a sus derivados, como el pollo y el etanol.
“Hay que aprovechar esa baja huella que valoran los mercados más exigentes y generar una marca país asociada a productos amigables con el medio ambiente”, concluye.