Inka’s Berries, la empresa pionera en llevar arándanos a Perú y generar nuevas variedades, disparó las exportaciones y posicionó al campo paruano en el mapa mundial.
“En la actualidad, Inka’s Berries exporta a España, Portugal, Marruecos, México, Estados Unidos, Namibia y Sudáfrica”, revela Eric Parrado Herrera, economista en jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
“Este es un logro importante, ya que no es común que empresas peruanas exporten genética y son los únicos en el país en exportar genética de arándanos”, asegura el también gerente general del Departamento de Investigación del BID.
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Apunta que en la actualidad, más o menos el 20 por ciento de la producción la venden directamente a supermercados, otro 70 por ciento lo tienen comprometidos en programas con acopiadores internacionales y el resto en el mercado spot.
Perú pasó de no producir arándanos a comienzos de la década pasada a producir 162 mil toneladas en el 2020, lo cual lo convirtió en el mayor exportador mundial (con mil millones de dólares en exportaciones anuales).
Y así fue que las exportaciones agrícolas peruanas aumentaron de 400 millones de dólares a comienzos de siglo a 7 mil millones de dólares en el 2019.
El gusto por el arándano nació de una gira de empresarios peruanos a Chile en 2002, una nación donde el fruto rojo en ese momento vivía su boom y escribía su propia historia. El padre del fundador de Inka’s Berries le pidió que investigara qué posibilidades existían para producir arándanos en Perú.
“A pesar de la falta de conocimiento sobre arándanos en los centros de investigación agrícola locales, se llegó a dos conclusiones: La producción de arándanos en el país era potencialmente muy rentable (en especial, en la época de baja producción del hemisferio norte), para ello era necesario tener acceso rápido y a costos razonables a plantones adaptados a las condiciones locales”, dice el economista del BID.
En 2006, fueron importadas 14 variedades de arándanos de Chile, que no funcionaban bien en esas tierras y comenzaron a investigar cómo era su comportamiento en Perú.
“Cuatro variedades funcionaron bien, generando los protocolos de propagación in vitro. Sobre esta base genética, en 2009 se fundó Inka’s Berries para comercializar plantones y plantas de arándanos”, comenta Eric Parrado Herrera.
El objetivo era conseguir plantas que crecieran más rápido y a mitad de precio que en otros países. El cliente ancla fue Camposol, con el que se plantaron las variedades preseleccionadas, explica.
La variedad Biloxi fue la que mejor se adaptó a las condiciones locales: “El objetivo era la producción comercial de arándanos, el alto costo fijo del cultivo y la falta de financiamiento llevó a Inka’s Berries a concentrarse en el segmento de producción de plantones y plantas, que no requería la compra de grandes extensiones de tierra”.
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A través de un acuerdo de colaboración con la Universidad Nacional Agraria de La Molina (UNALM) desarrollaron un vivero, algo muy importante ante el limitado financiamiento de la empresa.
El economista del BID añade que el crecimiento como proveedor de plantones a grandes empresas agroexportadoras locales les permitió en 2014, comprar 250 hectáreas al norte de Lima con la idea de usar los campos como parcelas de demostración a gran escala de las variedades que desarrollan y empezar con la escala comercial.