La bandera blanca y azul de Finlandia ondea en la sede de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Bruselas desde la semana pasada.
La invasión rusa de Ucrania ha sido el detonante por el que este país nórdico, que comparte frontera con Rusia por el este, haya ingresado en la organización.
El presidente de Finlandia, Sauli Niinisto, y el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se unieron a los ministros de la OTAN en una ceremonia conjunta.
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«Es un día histórico. Hace apenas unos años habría sido impensable», había dicho previamente el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, en Bruselas.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte, más conocida como OTAN o NATO (por sus siglas en inglés), es una organización internacional de carácter político y militar, cuyo objetivo es garantizar la seguridad y libertad de sus miembros.
Con la afiliación de Finlandia, un país con un arsenal envidiable, la organización no solo duplica sus fronteras con Rusia, sino que gana más espacio en el estratégico Mar Báltico.
A Rusia no le ha gustado para nada esta adhesión, su ministro de Defensa, Sergei Shoigu, dijo a la cúpula militar rusa en una reunión que la adhesión de Finlandia “crea los riesgos de una expansión significativa del conflicto”. Pero añadió que no afectaría al resultado de lo que Rusia denomina su “operación militar especial” (OME) en Ucrania.
Finlandia en la OTAN es un factor de aislamiento de Rusia en dos vitales y sensibles espacios europeos: San Petersburgo y Kaliningrado.
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Pero con la entrada de Finlandia en la OTAN, un sector de los estrategas rusos prevé la remota posibilidad de que se reduzcan las actividades de la Flota del Mar Báltico y se obstruya el suministro a Kaliningrado bloqueando el Golfo de Finlandia.
Finlandia comparte una frontera de 1.340 kilómetros con Rusia. Con su unión, la extensión de la frontera de la OTAN con ese país se duplica.
Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, advirtió que Rusia observará muy de cerca lo que ocurre en Finlandia y describió la unión a la OTAN como «una violación de nuestra seguridad e intereses nacionales».
Significa que, si Finlandia es invadida o atacada, todos los miembros de la OTAN vendrían en su ayuda.
El país solicitó el ingreso a la organización en 2022, pero su entrada se retrasó por las reticencias de Turquía, que se quejó de que Finlandia apoyaba a «terroristas».