El Banco Mundial otorgó un préstamo de 160 millones de dólares al gobierno de Costa Rica para que refuerce sus estrategias y planes para frenar las amenazas naturales, pandemias, así como los efectos adversos del cambio climático y los brotes de enfermedades.
“Confiamos en que, con este apoyo, se podrán abordar las inequidades que ponen a las mujeres, la población rural, los Pueblos Indígenas y los Afrodescendientes en mayor riesgo de impactos adversos por eventos naturales y emergencias de salud”, afirma Carine Clert, gerente de País del Banco Mundial para Costa Rica y El Salvador.
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“El Banco Mundial busca apoyar a Costa Rica con el fin de que tenga la liquidez necesaria para atender oportunamente a la población afectada por un desastre, en especial a las personas más pobres y vulnerables, quienes tienen una capacidad muy limitada de hacer frente a la pérdida de la vivienda, medios de subsistencia y acceso a los servicios básicos”.
“Este préstamo es un reconocimiento al notable progreso de Costa Rica en la gestión del riesgo de desastres”, comenta Nogui Acosta Jaén, ministro de Hacienda de Costa Rica.
“La posibilidad de contar con acceso inmediato a recursos financieros para brindar una respuesta efectiva en situaciones de desastres nos permitirá abordar una emergencia sin la necesidad de redirigir recursos ya destinados para inversiones sociales y de desarrollo”, expresa la funcionaria.
“Esto contribuye a la resiliencia financiera del país ante la ocurrencia de estos eventos y a la estabilidad fiscal en general”, agrega.
Costa Rica recibió su segundo préstamo del Banco Mundial para la agenda de reducción del riesgo de desastres.
El primer préstamo contingente fue aprobado en 2008 por un valor de 65 millones de dólares y cerrado en 2017 tras dos renovaciones.
Y así fue como, Costa Rica creó una base sólida para manejar desastres y hacer frente a las emergencias que se presentaron con el terremoto de Chinchona (2009); la tormenta tropical Nicole (2010), y el huracán Otto (2016).
En los últimos años, Costa Rica ha avanzado en el fortalecimiento de sus instituciones y del marco legal y consiguió integrar la gestión del riesgo de desastres a su programa de desarrollo nacional.
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Entre los avances se destacan la aprobación de la primera estrategia financiera del riesgo de desastres, así como la elaboración de planes en diferentes sectores, por ejemplo, para la inclusión de criterios de resiliencia en la implementación de infraestructura de transporte; y logró avances en sus códigos de construcción, regulaciones ambientales y de adaptación al cambio climático y planificación del uso del suelo.
Este préstamo apoya acciones de política para la implementación de las reformas que permitan continuar fortaleciendo este marco institucional para la resiliencia ante desastres y la adaptación al cambio climático, con un enfoque en la inclusión, la capacidad territorial y el financiamiento del riesgo.
Costa Rica está altamente expuesta a una variedad de amenazas, incluidos terremotos, erupciones volcánicas, epidemias, incendios forestales, deslizamientos de tierra e inundaciones urbanas, ribereñas y costeras, que están aumentando en severidad debido al cambio climático. Esta operación sirve como fuente de financiamiento puente que se puede desembolsar parcial o totalmente en caso de que se declare estado de emergencia por razones de esta índole, lo cual facilita que el país mantenga sus programas de desarrollo y, a la vez, movilizar otros fondos para enfrentar una emergencia.
El Cat DDO es un préstamo flexible con un período de desembolso de tres años y renovable hasta cuatro veces. Las condiciones de reembolso se vinculan a los desembolsos, incluido un periodo de gracia de 3.5 años y plazo de reembolso de 19 años.