La ola de calor, que estuvo azotando al país desde fines de febrero, provocó grandes pérdidas en las áreas de cosecha. Se estima que la economía argentina perdería 20 mil millones en concepto de ingresos de exportaciones.
Según un informe macroeconómico de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) “las pérdidas en la cosecha 22/23 se estipulan en 88.2 millones de toneladas”. A su vez, agregaron que hay menores “ingresos de divisas por alrededor de 20 mil millones de dólares, respecto al inicio de la campaña”.
Si bien la sequía comenzó a notarse a inicios del 2023, entre los últimos días de febrero y principios de marzo, la situación se agravó aún más. Al igual que la sequía, las heladas también provocaron un cambio abrupto en el sector agrícola y ganadero.
Argentina, Uruguay y Chile atraviesan una sequía extrema y altas temperaturas provocando pérdidas de cosechas y poniendo en riesgo la seguridad alimentaria, el acceso al agua, la salud de las personas y también los ecosistemas.
El análisis de la Atribución Meteorológica Mundial ha concluido que el cambio climático no es el principal impulsor de la reducción de las precipitaciones. Sin embargo, ha demostrado que el cambio climático ha producido un aumento de las temperaturas en la región, lo que probablemente ha reducido la disponibilidad de agua y los impactos de la sequía.
Argentina, a pesar de ser uno de los principales exportadores de trigo del mundo, prevé que las exportaciones agrícolas para 2023 caigan un 28 por ciento en comparación con los niveles de 2022.
Según informes de la Atribución Meteorológica Mundial, la sanidad de los cultivos en Argentina es la peor de los últimos 40 años, con graves repercusiones previstas en las cosechas de trigo y soja.
Entre enero de 2022 y enero de 2023, los ingresos por exportación de cereales y oleaginosas de Argentina ya han disminuido en un 61 por ciento.
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A este problema se suma el del Banco Central, que cuenta con escasez de reservas y Argentina no puede pedir créditos externos debido a la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El efecto de la sequía y la helada trae consigo no sólo un gran problema económico sino también en la cadena de distribución. A las grandes pérdidas en las cosechas para la exportación se suma la caída en la venta de la industria argentina y las economías regionales.