Cada año, los productores mexicanos cultivan 255 millones de dólares (o 5 mil millones de pesos) en flores y productos para preparar platillos de las ofrendas del Día de Muertos, según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
Desde unos seis meses antes del Día de Muertos, que se celebra el 1 y 2 de noviembre de 2022: Los productores siembran las flores como clavel, nube, crisantemo, terciopelo, cempasúchil y alimentos como calabaza de castilla, camote, tejocote y amaranto.
La calabaza de castilla, camote, tejocote y amaranto son usados para preparar platillos, que adornan las ofrendas de los mexicanos con motivo del Día de Muertos.
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Mientras que las flores como crisantemo, terciopelo, clavel, nube y cempasúchil adornan las ofrendas, altares, fachadas, hogares, camellones, parques, tumbas y cementerios de México.
El valor de los frutos cultivados es de 2 mil millones de pesos (100 millones de dólares) y las flores de 3 mil 100 millones de pesos (155 millones de dólares).
La calabaza, camote, tejocote y amaranto poseen un importante valor cultural en México, ya que en la época prehispánica estuvieron vinculados con infinidad de celebraciones y ritos religiosos.
Hoy, los altares de Día de Muertos se visten con estos platillos elaborados de diferentes formas, de acuerdo con los usos y costumbres de cada localidad del país.
Así son los platillos que adornan las ofrendas de Día de Muertos
La calabaza de castilla utilizada para elaborar calabaza en tacha —chacualole o xacualole— registró una producción de 173 mil 421 toneladas, con un valor equivalente de mil 446 millones de pesos (o 75 millones de dólares).
Los principales estados productores de calabaza son Sonora, Michoacán y Guerrero, de acuerdo con información del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP).
La calabaza de castilla es cultivada en climas templados, pero crece desde Yucatán hasta los valles altos del centro de la República Mexicana. Se siembra entre marzo y mayo de cada año, por lo que a mediados de octubre se comienzan con las primeras cosechas.
El camote es otro de los dulces simbólicos del altar de muertos y se prepara con miel. Se registró una producción de 79 mil toneladas en México , con valor de 392 millones de pesos (ó 19 millones 600 mil dólares).
Michoacán, Guanajuato y Veracruz se ubicaron como los principales productores de camote, cuyas variedades son color blanco, naranja, amarillo, morado, rosa y rojizo.
Se siembra camote durante dos épocas: primavera-verano y otoño-invierno. Sus propiedades contribuyen en la prevención de la presión alta, estrés, diabetes, anemia y hemorragias.
El tejocote preparado en almíbar reportó una producción de cinco mil 251 toneladas con valor superior a los 22 millones de pesos (ó un millón 100 mil dólares.
Puebla destacó como el principal productor con más del 97 por ciento de aportación de tejocote al mercado, el restante se divide entre Chiapas, Ciudad de México, Jalisco y Estado de México.
Se cosecha a partir de agosto y los meses con mayor consumo son noviembre y diciembre. Aporta valor nutricional gracias a su alto contenido de calcio que fortalece huesos y dientes, hierro (necesario para producir hemoglobina), complejo B, indispensable para el buen funcionamiento del sistema nervioso, así como para el cuidado de la piel, uñas y cabello.
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El amaranto, uno de los productos más nutritivos, registró un volumen de 6 mil 177 toneladas con valor de producción de 71 millones 755 mil pesos (ó 3 millones 587 mil dólares).
Las principales entidades productoras de amaranto, que se venden en diversas presentaciones, fueron Ciudad de México, Estado de México y Morelos.
El amaranto su consumo más simbólico es en la calaverita de Día de Muertos, que se prepara con chocolate, miel, azúcar o dulces confitados, entre otras combinaciones.
El amaranto contiene proteínas, minerales, ácido fólico, niacina, calcio, hierro, fósforo y vitaminas A, B, C, B1, B2 y B3; además es ligero y fácil de digerir.
Los adornos del Día de Muertos
Para el Día de Muertos está garantizado el abasto de flores de temporada como crisantemo, terciopelo, clavel, nube y cempasúchil, las cuales acompañan las ofrendas, altares, fachadas, hogares, camellones, parques, tumbas y cementerios del país, con sus característicos aromas y colores.
Fueron plantadas más de 2 mil 777 hectáreas de crisantemo, 2 mil 211 hectáreas de cempasúchil, 900 hectáreas de nube, 625 hectáreas de clavel y 261 hectáreas de terciopelo para la celebración de Día de Muertos.
Las flores de crisantemo, cempasúchil, nube, clavel y terciopelo registraron un valor de 3 mil 100 millones de pesos (o 155 millones de dólares).
En conjunto, las flores que adornan las ofrendas, altares, tumbas y cementerios representan el 30.3 por ciento del valor de los 59 tipos de ornamentos cultivados en México
También colocan el Día de Muertos flores como azalea, pensamiento, caléndula, alcatraz, agapando, rosas rojas, violeta, margarita, narciso, lirios, gladiolas, peonía y alhelí.
Los floricultores inician los primeros cortes a finales de septiembre y, de manera regular, en octubre, para ofertarse en presentación de maceta, gruesas, toneladas, manojos o docenas.
Datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) señalan que la flor de crisantemo es la planta ornamental de mayor volumen de producción en México con 10 millones 887 mil gruesas. El Estado de México aportó 10 millones 122 gruesas, le siguió Puebla con 616 mil 145 gruesas y Morelos con 100 mil 840 gruesas.
Villa Guerrero, Tenancingo y Coatepec Harinas son los principales municipios del Estado de México donde se produce crisantemo, una de las flores más empleadas en los cementerios.
El crisantemo morado representa un símbolo de veneración a los muertos. El periodo de mayor disponibilidad se ubica entre septiembre y octubre.
El clavel registró un volumen de 4 millones 651 mil gruesas. Las principales entidades productores son Estado de México con 4 millones 240 mil gruesas y Baja California con 410 mil gruesas.
Esta flor se emplea como decoración y significa señal de condolencia, sin embargo, esto varía según el color. En conjunto simbolizan lo que permanece, aquello que es puro y eterno, apuntó la dependencia federal.
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La flor de terciopelo registró un volumen de 450 mil manojos. Destacan entre los estados productores Puebla con 197 mil 967 manojos, le sigue el Estado de México con 167 mil 523 manojos y Guerrero con 38 mil 766 manojos.
Los municipios de Atlixco, Puebla; Tonatico, Estado de México, y Tixtla de Guerrero, Guerrero, se colocaron como los principales productores de esta flor, cuyo agradable aroma y tamaño sirven para ambientar los altares de muertos, sobre todo los dedicados a los niños fallecidos.
La flor de nube contabilizó 714 mil 984 manojos. Los principales productores son Estado de México con 402 mil 490 manojos; Michoacán con 277 mil 147 manojos, y Guerrero con 17 mil 380 manojos.
La Gypsophila muralis, mejor conocida como nube, simboliza la pureza, es una de las especies más utilizadas para variar el colorido de los ramos en los altares de iglesias y cortejos fúnebres todo el año. En Día de Muertos es indispensable para los altares de niños colocados el 1 de noviembre.
En el caso del cempasúchil, al cierre del año agrícola 2022 se espera una producción nacional de 20 mil 245 toneladas.
La producción de cempasúchil se concentró en Puebla con una superficie sembrada de mil 557 hectáreas, seguida de Tlaxcala (con 118 hectáreas), Hidalgo (con 111 hectáreas), San Luis Potosí (con 79 hectáreas), Guerrero (con 69 hectáreas), Oaxaca (con 43 hectáreas), Morelos (con 32 hectáreas), Durango (con 18 hectáreas) y Sonora (con 2 hectáreas).
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