Se llamaba Mahsa Amini y tenía 22 años. Ella fue detenida por la llamada “Policía de la Moral del Gran Teherán”. Su delito era, según el régimen de Irán, no llevar bien puesto el velo.
Tras su detención, hace una semana, Amini sufrió un infarto y cayó en coma. Su muerte días después provocó protestas callejeras que hasta el momento no se han logrado contener.
Los disturbios se han extendido por todo el país después de que muchas mujeres quemaran sus pañuelos para protestar contra las leyes que les obligan a llevar el hiyab, un pañuelo que usan las mujeres musulmanas y cubre la cabeza y los hombros. Según los informes, siete personas han sido asesinadas, y el gobierno ha cerrado casi por completo Internet.
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Entre las medidas para contener las protestas se encuentran la cancelación de las clases presenciales en las Universidades de Teherán, la detención de periodistas y las restricciones de internet.
En las últimas semanas las mujeres en Irán han protestado en contra del hiyab obligatorio quitándose el pañuelo en público y subiendo las imágenes en las redes sociales.
Amini fue detenida por Las «Gasht-e-Ershad o conocida como la Policía de la Moral del gobierno iraní.
Este cuerpo policial detiene a las mujeres que desafían las estrictas reglas impuestas desde la revolución islámica de Irán de 1979, entre ellas las muy rigurosas normas sobre el código de vestimenta islámico en público como el uso del hijab.
La imposición del velo y, por extensión, la tutela sobre los cuerpos y las mentes de las mujeres, no son exclusivas de Irán. Se manifiestan en diferentes formas y grados en muchos países árabes.
En el país islámico, las mujeres deben cubrirse el cabello y no se les permite usar abrigos cortos o pantalones ajustados.
La periodista Nilufar Hamedi, la primera en reportar la muerte de Mahsa Amini, ha sido detenida en Irán. Con ella también han sido detenidas otra reportera y una fotógrafa. El Comité para la Protección de los Periodistas ha reportado la detención al menos de 17 periodistas estos días en Irán.
Las protestas comenzaron tras la detención de Amini, de la minoría kurda iraní, el pasado 13 de septiembre en Teherán por vestir de forma inadecuada.
Falleció tres días después de caer en coma tras desmayarse en un centro de detención, en medio de denuncias sobre torturas y malos tratos. La Policía ha negado las acusaciones y el presidente iraní, Ebrahim Raisi, ha prometido una investigación.
Mientras tanto, el gobierno de Irán ha movilizado en las últimas horas a miles de ciudadanos a lo largo del país en marchas contra las protestas por Amini.
Un sondeo publicado en 2018 por el Parlamento de Irán mostró que entre el 60 y el 70 por ciento de las mujeres no sigue estrictamente «los códigos de vestimenta islámicos» en público. Activistas llevan décadas luchando contra el uso obligatorio del velo, y varias de ellas están ahora en prisión.
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Bajo el gobierno ultraconservador de Raisi, la «Policía de la Moral» ha aumentado su presencia en las grandes ciudades y también la presión para que las mujeres cumplan con las estrictas reglas de vestimenta y usen bien el velo, obligatorio desde la revolución de 1979 liderada por el Ayatolá Ruhollah Khomeini.
Mientras las protestas continúan y las mujeres de países islámicos seguirán con su lucha contra el uso obligatorio del hiyab. Una lucha que promete ser intensa y de larga duración.