El Banco Banco Interamericano de Desarrollo (BID) recomendó a los gobiernos de América Latina lanzar una serie de políticas públicas para que impulsen el crecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) y no dejarlas morir ni quebrar como ya pasó en la pandemia de Covid-19.
Las micro, pequeñas y medianas empresas amortiguaron los efectos económicos de la pandemia por Covid-19, así como son la apuesta para mantener el flujo de capital de cara a los próximos años.
Algunos pensarían que las pequeñas empresas no podrían sobrevivir a la presión socioeconómica de la pandemia, fue este el sector el que mantuvo las finanzas inmediatas de la región sin desplomarse como lo hicieron incluso algunas empresas de talla global, que redujeron sus ingresos 20 por ciento durante la primera ola del virus.
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A pesar de la baja de las micro, pequeñas y medianas empresas que se dio entre 2021 y 2022, datos del BID revelaron que en este periodo “la proporción de quiebras de empresas en el sector formal fue igual a la de los años anteriores o incluso menor”.
“Es más, en algunos países aumentó la creación neta de empresas (entradas netas de cierres), mientras que en otros las declaraciones formales de insolvencia se redujeron”.
Según el informe Empresas prósperas para una recuperación sólida del BID, durante los primeros dos años de pandemia casi tres millones de empresas del sector formal (o 19 por ciento) cerraron sus puertas por la crisis sanitaria.
La quiebra de las micro, pequeñas y medianas empresas no fue homogénea en América Latina, debido a las condiciones y estrategias implementadas en cada país. Aunque sí se desarrolló con un ritmo similar.
Los gobiernos de Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, México y Perú revelaron que el número de quiebras de empresas fue menor a lo que se esperaba al inicio de la pandemia de Covid-19.
“De hecho, en la mayoría de los países estudiados los indicadores de quiebras de empresas en el sector formal fueron más bajos entre 2020 y 2021 que en 2019”, asegura el Banco Interamericano.
El comportamiento del cierre de empresas en la región apunta a que antes de la pandemia de Covid-19 el índice era alto tanto en Brasil como en Chile, este último tuvo un incremento repentino en 2020. En cambio, en Brasil cayó en 2020, pero aumentó en 2021.
En Bolivia y Perú la cantidad de las micro, pequeñas y medianas empresas que cerraron no aumentó; “de hecho es posible que la mortalidad haya caído ligeramente”, destaca el informe.
Por otro lado, la creación neta de empresas en la región fue positiva en Bolivia, Brasil y Perú durante dicho periodo, ya que se mantuvieron igual o ligeramente arriba en comparación con 2019.
Respecto a las declaraciones formales de insolvencia, el BID indicó que en Colombia, el número de éstas se mantuvo prácticamente sin cambios en 2020, mientras que en Brasil la cifra se registró a la baja, ambos países en comparación con 2019.
Aunque el futuro inmediato para las PYMES parece alentador si se implementan las recomendaciones del BID, “las encuestas a nivel de firmas en América Central que incluyen pymes indican que alrededor de una cuarta parte de las empresas de la región podrían cerrar permanentemente, siendo esta una proporción mucho mayor que el promedio del 14% de otras economías emergentes”, prevé el Banco.
Para enfrentar la proyección de riesgo del quiebre de empresas, los gobiernos de la región implementaron 134 medidas dirigidas específicamente a apoyar a las pymes, según datos del Banco Mundial en 2022.
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Ante dicho panorama, el BID advierte que “sin políticas robustas, es posible que tome mucho tiempo reemplazar el stock de capital que se perdió como consecuencia de la crisis sanitaria, lo cual limita las perspectivas de crecimiento de la región”. De ese modo, el informe recomienda a los gobiernos latinoamericanos:
- Crear programas nuevos de apoyo a las empresas
- Promover la digitalización y la adopción de nuevas tecnologías.
- Impulsar la entrada de empresas de alta calidad con un potencial de crecimiento significativo.
- Introducir reformas a los procedimientos de reorganización y quiebra de empresas.
- Crear un nuevo foro sobre insolvencia.
- Fortalecer la protección a la inversión.
- Abordar los problemas de los programas de capacitación técnica de ciclo corto.
- Implementar políticas encaminadas a mejorar las habilidades para la era digital.
- Adoptar reformas más generales para los mercados laborales.
A pesar de que la tormenta del coronavirus no abatió a las micro, pequeñas y medianas empresas como se proyectaba en el 2020, existen condiciones urgentes que los gobiernos de América Latina deben tomar en cuenta, según el informe son las siguientes:
En primer lugar, se destinó inversión acumulada para salvar a todos los sectores, lo que incide en la disminución de activos fijos, los cuales siguen deprimidos.
En segundo lugar, los costos disminuyeron en todos los sectores y siguen bajos en el grupo de los más perjudicados, lo cual probablemente refleja la disminución de los costos laborales y un impacto negativo en la demanda de trabajadores formales.
En tercer lugar, los recursos obtenidos durante la pandemia se destinaron a la acumulación de mayores reservas de efectivo y no a financiar inversión real. Desde entonces, y debido probablemente al pago de deudas, esas reservas de efectivo se han agotado y el endeudamiento ha regresado a los niveles previos a la pandemia.
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