El Banco Mundial destinará 30 mil millones para alentar la producción de alimentos y fertilizantes, mejorar los sistemas alimentarios, facilitar un mayor comercio, los cual frene el hambre de los hogares vulnerables.
“El alza sin precedentes de los precios de los alimentos ha provocado una crisis mundial que empujará a millones más a la pobreza extrema, aumentando el hambre y la malnutrición, y amenazando con eliminar los avances en materia de desarrollo logrados con tanto esfuerzo”, dice el organismo comandado por David Robert Malpass.
“La inflación interna de los precios de los alimentos sigue siendo alta en todo el mundo”, apunta.
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Recuerda que la guerra en Ucrania, las interrupciones en la cadena de suministro y las continuas repercusiones económicas de la pandemia de Covid-19 están revirtiendo años de logros en el ámbito del desarrollo y empujando los precios de los alimentos a máximos históricos.
“Los mayores precios de los alimentos afectan más a la población de los países de ingreso bajo y mediano, que gasta en alimentos un porcentaje mayor de sus ingresos que la de los países de ingreso alto”.
El número de personas afectadas por hambre aumentó en 2021 a 828 millones, un incremento de alrededor de 46 millones desde 2020 y de 150 millones desde 2019, antes de la pandemia de Covid-19, según el informe El estado de la inseguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2022.
El Programa Mundial de Alimentos y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtieron que la inseguridad alimentaria aguda podría empeorar en 20 países o zonas entre junio y septiembre de 2022.
“Los precios de los alimentos ya eran altos antes, y la guerra hace subir aún más los precios de la mayoría de los alimentos”, manifestó el Banco Mundial.
Apunta que los productos básicos más afectados son el trigo, el maíz, los aceites comestibles y los fertilizantes.
“Los mercados mundiales de productos básicos se enfrentan a riesgos al alza a través de los siguientes canales: reducción de los suministros de cereales, aumento de los precios de la energía, aumento de los precios de los fertilizantes y perturbación del comercio debido al cierre de los principales puertos”, comenta.
Al 29 de julio de 2022, el índice de precios agrícolas era un 19 por ciento más elevado que el nivel de enero de 2021. Los precios del maíz y el trigo eran un 16 por ciento y un 22 por ciento más altos, respectivamente, que los de enero de 2021, y los precios del arroz eran un 14 por ciento más bajos.
Según encuestas telefónicas rápidas realizadas por el Banco Mundial en 83 países, un número considerable de personas se quedaron sin alimentos o redujeron su consumo durante los dos primeros años de la pandemia de Covid-19.
“La disminución de la ingesta de calorías y la nutrición deficiente amenazan los avances obtenidos en materia de salud y reducción de la pobreza, y podrían tener efectos duraderos en el desarrollo cognitivo de los niños pequeños”, explica el Banco Mundial, quien ya comenzó a aliviar la inseguridad alimentaria. Todo ese rescate ha sido a través de financiamiento a los gobiernos de todo el mundo.
Un préstamo de 315 millones de dólares fue entregado para apoyar a Chad, Ghana y Sierra Leona para que aumenten su preparación contra la inseguridad alimentaria y mejorar la resiliencia de sus sistemas alimentarios.
Adicionalmente impulsó el Proyecto de Apoyo de Emergencia para Aumentar la Seguridad Alimentaria y la Resiliencia, que está valuado en 500 millones de dólares, para impulsar los esfuerzos de Egipto.
El plan es garantizar que los hogares pobres y vulnerables en Egipto tengan acceso al pan, así como ayudar a fortalecer la resiliencia del país frente a las crisis alimentarias y respaldar reformas que ayudarán a mejorar los resultados nutricionales, así como evitar el hambre.
También una línea de crédito de 130 millones dólares para que Túnez reduzca el impacto de la guerra en Ucrania. Es decir financian importaciones vitales de trigo blando y proporcionando apoyo de emergencia para cubrir las importaciones de cebada que se utiliza en la producción de productos lácteos y de semillas para los pequeños agricultores que se necesitarán durante la próxima temporada de siembra.
El 21 de junio de 2022, el Banco Mundial aprobó el Programa de Resiliencia de los Sistemas Alimentarios para África Oriental y Meridional por 2300 millones de dólares para ayuda a los países de África oriental y meridional. Con ese dinero aumentará la resiliencia de los sistemas alimentarios de la región y su capacidad para abordar la creciente inseguridad alimentaria.
El programa, que reforzará la respuesta interinstitucional ante la crisis alimentaria, impulsará también los esfuerzos a mediano y largo plazo para lograr una producción agrícola resiliente, el desarrollo sostenible de los recursos naturales, la ampliación del acceso a los mercados y un mayor énfasis en la resiliencia de los sistemas alimentarios en la formulación de políticas.
En Bangladesh, mediante un plan de acción de emergencia movilizado como parte del Proyecto de Desarrollo de la Avicultura y la Producción Láctea, se realizaron transferencias en efectivo por valor de 87.8 millones de dólares para 407 mil productores de leche y avicultores vulnerables, a fin de ayudarlos a mantener sus actividades comerciales.
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Al país asiático le destinaron fondos para el suministro de equipamiento de protección personal, equipos agrícolas y mejores servicios veterinarios mediante la adquisición de 64 unidades veterinarias móviles.
En Bhután, el Banco Mundial reestructuró la cartera relacionada con los alimentos para respaldar la distribución en el corto plazo y reforzar la producción en el mediano plazo mediante el suministro de insumos y el riego.
En Chad, se movilizaron 30 millones millones de dólares en financiamiento de emergencia para proporcionar asistencia alimentaria a través de la entrega gratuita de paquetes de alimentos a 437 mil habitantes vulnerables de zonas urbanas y rurales afectados de inseguridad alimentaria y nutricional grave, y se proporcionaron semillas y utensilios agrícolas a 25 mil pequeños agricultores pobres y vulnerables para que pudieran mantener su capacidad de producción en la próxima temporada de siembra y así evitar el hambre.
En Guatemala fue lanzado el proyecto Respuesta a la Covid-19: Cadenas de Valor Agroalimentarias Modernas y Resilientes, como una respuesta de emergencia ante la pandemia de Covid-19 y un aumento a la resiliencia económica y climática mejorando la eficiencia de las principales cadenas de valor agrícolas e invirtiendo en tecnologías y prácticas modernas.
En Haití fue presentado el Proyecto de Fomento de Paisajes Productivos Resilientes para movilizar financiamiento de emergencia a más de 16 mil agricultores. Es decir les dieron semillas y fertilizantes y protección de su producción de las dos próximas temporadas agrícolas.
En India, grupos de autoayuda de mujeres, con el respaldo de la Misión Nacional de Medios de Subsistencia Rurales, se movilizaron para subsanar la escasez de mascarillas y desinfectantes, administrar comedores populares y restablecer los suministros de alimentos frescos, proporcionar alimentos y apoyo a familias vulnerables y de alto riesgo, prestar servicios financieros en zonas rurales y difundir consejos sobre la Covid-19 entre las comunidades rurales.
Estos grupos de autoayuda, creados a lo largo de un período de 15 años, aprovechan las habilidades de unos 62 millones de mujeres en todo el país.
En la República Kirguisa, a través del Proyecto de Mejora de la Productividad Agrícola y la Nutrición — se distribuyeron 1.1 millones de dólares en insumos agrícolas, como semillas y fertilizantes, por medio de 30 asociaciones de este tipo participantes en el proyecto.
En Rwanda, el Proyecto de Intensificación Agrícola Sostenible y Seguridad Alimentaria recibió financiamiento adicional para ayudar a aliviar los efectos de los confinamientos impuestos a causa de la Covid-19. Y se ajustó el Proyecto de Protección Social existente para responder a la Covid-19 y la crisis de el hambre.
En Senegal, un crédito de la AIF por 150 millones dólares está contribuyendo a aumentar las exportaciones de cultivos de alto valor, como los cacahuetes con cáscara y los productos hortícolas, a incrementar la productividad de las granjas lecheras y a reducir la tasa de mortalidad de pequeños rumiantes y el hambre entre la población.
En Sierra Leona, el financiamiento de emergencia previsto en el actual Proyecto de Comercialización y Desarrollo Agroindustrial para Pequeños Agricultores se utiliza para respaldar iniciativas del gobierno frente a la Covid-19 proporcionando insumos, servicios de mecanización de la agricultura y servicios de extensión a los productores de arroz.
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En Tayikistán, por medio del sistema de asistencia social selectiva en vigor, el Banco financió transferencias monetarias para hogares que padecieran inseguridad alimentaria y en los que hubiera niños menores de 3 años con la finalidad de mitigar los efectos del aumento de los precios de los alimentos y proteger la nutrición infantil.
En 2021, el Banco aprobó un programa regional de 570 millones millones de dólares en África occidental para mejorar la resiliencia del sistema alimentario, promover las cadenas de valor intrarregionales y reforzar la capacidad regional para gestionar los riesgos agrícolas, así como evitar el hambre.
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