Los sacerdotes jesuitas Joaquín César Mora Salazar y Javier Campos Morales, así como el guía de turistas Pedro Eliodoro Palma Gutiérrez fueron asesinados por José Noriel Portillo, líder del brazo armado del Cártel de Sinaloa, al interior de una iglesia en Cerocahui, Chihuahua.
En ese pueblo ubicado al norte de México, los curas ayudaban a grupos indígenas tarahumaras, que habían sido olvidados por los programas sociales y de seguridad del gobierno del municipio de Urique, de Chihuahua y de México.
La comunidad jesuita llevaba alegría y paz a esa comunidad, que se ubica en medio de la nada y para llegar ahí te lleva horas en una camioneta 4 por 4 o en unos cuantos minutos si llegas en helicóptero. Esa paz y tranquilidad se rompió.
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El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, adelantó que se manejaba la hipótesis de que los sacerdotes fueron asesinados cuando una persona perseguida por los sujetos armados entró al templo religioso para tratar de refugiarse de los atacantes.
«Entraron a la iglesia persiguiendo a una persona, lo asesinaron, salieron los sacerdotes y al parecer también ellos fueron asesinados”, dijo el mandatario mexicano.
La Compañía de Jesús informó que el asesinato de los dos religiosos se produjo en Cerocahui, una comunidad que está a 400 kilometros de la capital del estado de Chihuahua. Denunció que los hechos violentos «no son aislados» en contra de la sociedad civil en la Sierra Tarahumara.
La orden religiosa señaló que las ejecuciones y homicidios se registran en distintas regiones de la República Mexicana, un país que se enfrentan a «condiciones de violencia y olvido que no han sido revertidas».
«Condenamos estos hechos violentos, exigimos justicia y la recuperación de los cuerpos de nuestros hermanos que fueron sustraídos del templo por personas armadas», reclamaron los jesuitas.
También demandaron «que de forma inmediata se adopten todas las medidas de protección para salvaguardar la vida» de otros religiosos y de los habitantes de Cerocahui.
¿Quiénes eran los jesuitas?
Los prelados eran integrantes de la Compañía de Jesús desde hace más de 50 años, según reporta el medio local Arístegui Noticias. Joaquín César Mora Salazar, conocido también como ‘Morita’, nació el 28 de agosto de 1941 en Monterrey, Nuevo León. Desde 1958 se integró a la comunidad jesuita y fue nombrado sacerdote en 1971.
En la década de los 70 fue misionero en la Sierra Tarahumara, adonde regresó a finales de los 90. Desde el 2000 trabajó como Vicario Parroquial en Chínipas, hasta 2006; y luego fue Vicario Cooperador en Cerocahui, Chihuahua, desde 2007 hasta la fecha.
Por su parte, Javier Campos Morales, conocido también como ‘el Gallo’, nació el 13 de febrero de 1943 en la Ciudad de México. Ingresó a la Compañía de Jesús el 14 de agosto de 1959 y en 1972 se ordenó como sacerdote. Ante esta realidad, precisaron, los jesuitas no callarán.
“Los jesuitas de México no callaremos ante la realidad que lacera a toda la sociedad. Seguiremos presentes y trabajando por la misión de justicia, reconciliación y paz, a través de nuestras obras pastorales, educativas y sociales”, aseguraron.
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