Perú enfrenta un enorme desastre ecológico en su litoral costero a causa del derrame de petróleo de la empresa española Repsol. El 15 de enero, la empresa derramó un estimado de 11.900 barriles (1.9 millones de litros) de petróleo en el mar de Ventanilla, según el comunicado oficial del Ministerio de Ambiente del Perú.
La Cancillería del Perú considera que es el “peor desastre ecológico ocurrido en Lima en los últimos tiempos, y ha ocasionado un grave perjuicio a cientos de familias de pescadores. Repsol debe resarcir este daño de manera inmediata”.
Este derrame de petróleo en el terminal multiboyas N°2 de la refinería La Pampillas ha puesto en peligro la flora y fauna del litoral peruano, incluso está afectando áreas naturales protegidas que se encuentran a más de 18 mil kilómetros cuadrados.
Según el informe de Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), a causa de la dirección de las corrientes marinas la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras, Islotes de pescadores y la zona reservada Ancón son las áreas protegidas que han sido contaminadas.
Las especies protegidas más afectadas son las nutrias marinas, pingüinos y aves guaneras. “Desde el 18 de enero que estamos saliendo a campo, estamos registrando diariamente 10 aves muertas en ese lugar. Son chuitas, cormoranes, guanay, piqueros y pingüinos”, señaló Deyvis Huamán, responsable de la Unidad de Monitoreo, Vigilancia y Control del Sernap.
A pesar de ello, las autoridades ambientales han informado que más de 15 días después del derrame de petróleo en el mar de Ventanilla, la empresa Repsol no ofrece garantías técnicas suficientes de limpieza y parece no estar preparado frente a derrames de petróleo, al contrario, ha incurrido en un segundo derrame el 25 de enero y desestima su gravedad.
Cuando se produjo la contaminación no sinceró la cantidad de petróleo derramada y no alertó a la población de lo sucedido. El Ministerio de Ambiente informó que no fueron 6,000 barriles de petróleo los que cayeron inicialmente al mar de Ventanilla como declaró la empresa Repsol, sino unos 11,900 barriles.
Posteriormente la empresa admitió que había incurrido en error respecto a la cantidad de petróleo vertida en el mar. Señaló que el derrame se produjo tras el fuerte oleaje registrado en la costa peruana por la erupción del volcán submarino en Tonga; pretende responsabilizar a la Marina y en consecuencia al Estado peruano por no alentarlos del tsunami.
Sin embargo, Giacomo Pisani, Capitán del buque Mare Doricum, declaró que “el clima estaba bien, el viento estaba máximo en tres nudos; el oleaje, de menos de un metro”; es más, ha revelado la falta de reacción y respuesta de la empresa.
Según su testimonio en el diario El Comercio, “una vez que detectó el derrame tras la rotura de un cabo que ataba el buque a una boya, contactó al ‘loading master’ (encargado de la descarga) en La Pampilla. Para evitar mayor movimiento del buque, pedí varias, varias veces que abordara el práctico (operador) y se pidió apoyo de remolcadores. El ‘loading master’ respondió que esto no era posible. Insistí varias, varias veces”. En los documentos mostró que el pedido fue solicitado a las 5:30 p.m. pero fue atendido recién a la 11:05 p.m, es decir, casi seis horas después.
Otro dato que se suma a la investigación del derrame del petróleo es que la Refinería La Papilla S.A.A. presenta una cotización a la baja desde antes del derrame de petróleo. En ese sentido, algunos responsabilizan totalmente a la empresa mientras que otros consideran es un intento de monopolizar el mercado de combustible.
Lo cierto es que las personas entre pescadores y voluntarios que están realizando limpieza, algunos renumerados y otros por propia iniciativa, no tienen las medidas de seguridad suficientes y están sin los equipos tecnológicos necesarios. Rubén Ramírez, Ministro del Ambiente, señaló «no estamos convencidos con el trabajo de la empresa. Tomaremos las medidas necesarias con la Fiscalía y el OEFA” y agregó que hasta el momento “no habido directivas claras de limpieza y socorro para enfrentar el desastre”.
El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) ha señalado que Repsol ha incumplido los plazos de la primera serie de medidas dictadas para limpiar el desastre ambiental. Por lo tanto, la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental (FEMA) y la Dirección General de Capitanías y Guardacostas (Dicapi) de la Marina de Guerra del Perú continúan realizando salidas de campo a las zonas afectadas.
En este contexto es que el Estado peruano, a través del Ministro del Ambiente, ha dispuesto que la empresa Repsol enfrentará la paralización de todas las actividades de carga y descarga de hidrocarburos en el mar peruano. La suspensión de actividades será hasta que ofrezca garantías técnicas de que no se va a producir otro derrame.
La empresa Repsol ha calificado esta medida como «desproporcionada e irrazonable», pero aseguró que cooperará con las autoridades peruanas para reanudar las operaciones lo antes posible. Destacó que La Pampilla abastece el 40% del mercado peruano de combustibles, por lo que “realizará los mayores esfuerzos” para evitar el riesgo de desabastecimiento en el mercado.
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