Tras décadas viéndolos reproducirse sin control, Colombia comenzó a esterilizar con dardos a la población de hipopótamos que merodea su selva amazónica y cuyos orígenes se pueden rastrear a la pareja importada para el zoológico privado de Pablo Escobar, un capo del narcotráfico fallecido en 1993.
El macho y la hembra que Escobar tenía en su hacienda Nápoles, en el departamento colombiano de Antioquia, fueron dejados en libertad después de que el narcotraficante fuera abatido por la policía. Desde entonces, su descendencia ha crecido hasta sumar 80 ejemplares, convirtiéndose así en una especie invasora.
El caso de los hipopótamos de Escobar es único en el mundo y su gran tamaño lo hace más difícil de controlar. Los animales, originarios de África subsahariana, se han adaptado bien a la zona, modificando sus ecosistemas y desplazando a especies autóctonas.
La semana pasada, 24 de estos animales fueron inyectados con el medicamento GonaCon utilizando dardos, según informó France24. Los hipopótamos habían sido previamente cebados y capturados.
Esta es la segunda tanda de hipopótamos que se esteriliza en Colombia, ya que otros 11 habían sido esterilizados anteriormente pero de la manera tradicional, según el periódico local El Tiempo.
Este método menos común se llevó a cabo con la ayuda de la Agencia USDA APHIS de Estados Unidos, que donó las dosis y prestó a su personal, y tiene el mismo efecto en machos y hembras. Se puede requerir hasta tres dosis para que tenga el efecto deseado.
En comparación, el método tradicional, que requiere una cirugía, es bastante complejo y puede llegar a costar entre US$6.600 y US$8.000, según El Tiempo. Ha esto hay que sumar los riesgos que corren quienes intentan realizar este procedimiento.
La antigua hacienda de Escobar se ha convertido hoy en un parque temático y los hipopótamos pueden ser vistos en los lagos que rodean la zona. Al ser una especie nueva, sin un depredador natural, los hipopótamos han podido multiplicarse sin problemas, volviéndose un dolor de cabeza para los lugareños.
Por un lado, los pescadores se quejan del peligro que les supone encontrarse a estos animales mientras faenan, toda vez que los expertos advierten que este grupo de hipopótamos sudamericanos tiene un comportamiento más agresivo de lo normal. Por otro, los ganaderos también se quejan de las alteraciones que dejan en el ecosistema.
Este plan piloto será ampliado de manera paulatina hasta alcanzar al resto de hipopótamos.