La atención en China no solo se debe a la lamentable caída del gigante chino, Evergrande, sino a la intensificación de los problemas de suministro de electricidad y sus consecuencias sin precedentes.
Desde la semana pasada China está enfrentando una crisis energética. Inició como una crisis local en Pekín, pero actualmente más de la mitad de provincias de China están realizando cortes en el suministro de energía, si sigue así podría desacelerar su economía y causar un impacto negativo en la economía global.
El corte de energía ha provocado millones de casas sin luz, calles totalmente oscuras, apagón de semáforos, inhabilitación de ascensores, electrodomésticos inoperables y actividades suspendidas. Durante la noche el impacto es mayor por el invierno, las ciudades ubicadas al norte están reportando temperaturas muy bajas y al no contar con energía nadie puede usar calefacción.
Asimismo, la industria está siendo gravemente afectada. Muchas empresas están cerrando sus fábricas porque los cortes intempestivos de suministro de energía afectan el funcionamiento de sus equipos tecnológicos; mientras que otras empresas han tenido que recortar inmediatamente la producción en sus fábricas, por ejemplo, las fábricas que suministran productos a Tesla y Apple.
Estos cortes de energía también han afectado las actividades económicas y horarios de atención de los Centros Comerciales, ahora están obligados a cerrar mucho más temprano de lo habitual.
Según estima Goldman Sachs, Banco líder en la Tabla de la Liga Financiera Thomson, el 44% de la actividad industrial en China se ha visto afectada y es probable que trascienda a nivel global. Por el momento, esta crisis energética a nivel de la bolsa de valores ha causado que los precios del cobre estén operando a la baja por segundo día consecutivo después de caer 1% este martes 28 de setiembre del 2021.
¿A qué se debe esta crisis energética en China?
Según la economista García Herrero se debe a los siguiente tres factores: La prisa de los gobiernos locales para cumplir con sus objetivos de emisiones, la brecha entre la oferta y la demanda de carbón; y, los topes impuestos al coste de la electricidad.
Las autoridades chinas están exigiendo nuevos estándares que regularán la emisión de gases contaminantes. Se trata de un proceso conocido como descarbonización de la economía. El objetivo es reducir las emisiones de carbono en todo China y preparar el camino a una transición ecológica que terminaría el 2050.
El gobierno chino ha publicado un semáforo provincial, si califica como rojo a una fábrica esta debe cerrar o reducir considerablemente su gasto energético. Estas medidas del gobierno ponen en riesgo la cadena de producción y la rentabilidad de las empresas de energía.
Cumplir los estándares del semáforo se complica por la gran industrialización que tiene China. Pedro Segovia, responsable de la empresa de automoción guipuzcoana RTS en China, considera que “los niveles de producción en las provincias más industriales están por las nubes, y también el consumo energético”.
Las once empresas productoras de energía están negociando con el gobierno para que se les permita subir los precios de suministro a los consumidores. Han señalado que en caso de negativa podrían terminar en bancarrota.
En síntesis, a nivel económico la crisis energética de China nos lleva a un escenario de incertidumbre porque es el mayor consumidor de metales y el gran exportador del mundo, en general añade a la recuperación económica post-pandemia un escenario más desafiante.