El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, convocó este martes una multitudinaria concentración para celebrar los 199 años de la independencia de su país… y presionar a la Justicia brasileña.
Miles de personas respondieron a su llamado en medio de una pandemia que todavía registra una media de casi 20.000 nuevos casos diarios de Covid-19 en la nación sudamericana.
El evento se llevó a cabo en varias localidades, aunque fue en la capital, Brasilia, y Sao Paulo adonde Bolsonaro acudió en persona. Allí no solo se dio un baño de masas, sino que consiguió escenificar un fuerte mensaje: que cuenta con el apoyo popular en la disputa que mantiene con el Poder Judicial.
El Superior Tribunal Federal (STF) inició el pasado mes de agosto una investigación al mandatario por los delitos de calumnia e incitación al crimen, entre otros, por haber cuestionado sin ninguna prueba la legitimidad del sistema de votación electrónica en Brasil. Bolsonaro ha criticado este sistema repetidamente, creando así dudas sobre su funcionamiento.
El presidente ya ha anunciado su intención de buscar la reelección en los comicios de 2022. Pese a ser muy criticado dentro y fuera de su país, todavía cuenta con un apoyo significativo entre muchos votantes. Aunque su popularidad ha caído en picado en los últimos años, ubicándose ahora en un 24%.
No es de extrañar entonces que el día haya estado lleno de críticas al STF. “Quiero decir a los canallas que yo nunca seré preso” o “Quiero decir a aquellos que me quieren volver inelegible en Brasilia: solo Dios me saca de allá”, fueron algunos de los mensajes que dirigió al público.
“No queremos pelearnos con ningún poder. Pero no podemos permitir que una persona coloque en riesgo nuestra libertad”, también afirmó en referencia al ministro del STF, Alexandre de Moraes, encargado de investigar al presidente. Incluso llegó a lanzar amenazas contra el sistema de justicia: “El jefe de ese poder le pone firme [al juez que lidera su investigación] o ese poder puede sufrir aquello que no queremos”.
Muchos de sus simpatizantes defienden que la causa abierta al presidente atenta contra la libertad de expresión. Bolsonaro, que recorrió las calles de Brasilia a bordo de un Rolls Royce conducido por el ex piloto de Fórmula 1 Nelson Piquet, cuenta con gran apoyo entre colectivos como el de los militares y evangélicos. Entre el público, se podía leer en las pancartas frases como “Intervención militar ya” o “Dictadura de la toga”, según informó el diario español El País. Incluso se llegó a vivir algunos momentos de tensión, como cuando varios asistentes consiguieron romper una barrera policial el lunes. El martes, la policía recurrió a los gases lacrimógenos para evitar que la multitud llegara a la sede del poder judicial.