A medida que más países comienzan a abrazar la idea de inocular una tercera dosis de la vacuna contra la Covid-19 para reforzar la inmunidad de sus ciudadanos, empieza a surgir también polémica sobre si esto es necesario o si deben priorizarse las campañas de vacunación en los rincones del mundo donde las vacunas aún no han llegado.
En Estados Unidos, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) aprobaron la semana pasada permitir en poco tiempo una tercera dosis para pacientes inmunocomprometidos, es decir, aquellos con sistemas inmunes debilitados como los enfermos de cáncer. Esto significaría que unos 10 millones de personas vuelven a la lista de gente por vacunar y abre la puerta a que una medida similar se dicte para todos en un futuro cercano, ya que se trata de la primera vez que las autoridades estadounidenses aluden a la necesidad de una tercera dosis.
Sin embargo, expertos como Andrew Pollard, el director del equipo de la Universidad de Oxford que participó en el desarrollo de la vacuna de Astrazeneca, advierten del peligro de priorizar dosis de refuerzo en países ricos en vez de compartirlas con naciones pobres donde aún queda gente por vacunar.
En un artículo en The Guardian que firma junto a Seth Berkley, jefe ejecutivo de la asociación de salud Gavi, The Vaccine Alliance; ambos expertos urgen a los líderes mundiales a ser responsables no solo con sus ciudadanos, sino con todo el planeta.
“Este es un momento clave para los mandatarios. Dar refuerzos a gran escala en un país rico enviaría un mensaje alrededor el mundo de que estas dosis de refuerzo se necesitan en todas partes”, escribieron. “Esto chuparía muchas dosis de la vacuna fuera del sistema y mucha más gente morirá porque nunca tuvieron la oportunidad de recibir ni si quiera su primera dosis”.
Pollard y Berkley recuerdan en su artículo que, de momento, estamos en “territorio desconocido”, pues aún no hay evidencia decisiva que señale que una tercera vacuna es necesaria. Los expertos admiten que ya se ha visto que, con las vacunas disponibles actualmente, los niveles de anticuerpos caen a medida que pasa el tiempo. Si bien varios estudios han probado que esto se puede revertir con una tercera dosis, lo que Pollard y Berkley se preguntan es: ¿cuál es el objetivo de esta tercera inoculación?
“Si nos centramos solamente en los niveles de anticuerpos, podemos terminar vacunando a todo el mundo una y otra vez para lidiar con un virus que continúa mutando. El objetivo de la vacunación no es prevenir que la gente sufra infecciones leves, si no prevenir la hospitalización y la muerte”.
Sin embargo, aún no sabemos cuál es el nivel de anticuerpos necesario para prevenir que la enfermedad cause síntomas graves, puede que un nivel bajo baste. Según los expertos, solo cuando esto se conozca se podrá ver si una tercera dosis es necesaria o no. Mientras tanto, la prioridad debe ser vacunar con primeras y segundas dosis a toda la población mundial.
“Si millones [de personas] reciben refuerzos en la ausencia de evidencia científica sólida, la historia recordará el momento en que líderes políticos decidieron rechazar su responsabilidad con el resto de la humanidad durante la crisis más grande de nuestras vidas”, concluyeron.