La pandemia de Covid-19 desató un esfuerzo nunca antes visto en la comunidad científica por conseguir en tiempo récord una vacuna que amainara los efectos del nuevo coronavirus. Ahora, este logro podría ayudar a encontrar una cura contra una enfermedad muy conocida pero poco investigada: la malaria.
BioNTech, la empresa de biotecnología alemana que junto a la farmacéutica estadounidense Pfizer desarrolló una de las vacunas más exitosas contra la Covid-19, ahora quiere estudiar si la tecnología usada para ese producto puede servir para elaborar una vacuna contra la malaria.
La vacuna contra la Covid-19 hecha por Pfizer y BioNTech utiliza la tecnología de ARN mensajero. Pese a no ser nueva, es la primera vez que esta se ha empleado en la inmunización de humanos y los resultados están siendo prometedores.
En vez de introducir una versión atenuada o inactivada del virus en nuestro organismo para provocar una respuesta del sistema inmunológico, lo que hace esta tecnología es inyectar material genético del coronavirus. Este enseña al cuerpo humano a producir una de las proteínas que contiene el virus.
Nuestro organismo reconoce a esta proteína como algo extraño, así que desencadena una respuesta inmunitaria contra ella, generando anticuerpos que nos protegerán en caso de una infección real. De esta manera, se corre menos riesgo de enfermarse con la vacuna, ya que esta no contiene el virus en sí.
BioNTech anunció este lunes sus planes de usar esta tecnología contra la malaria en ensayos que espera poner en marcha en 2022. La malaria o paludismo es una de las enfermedades más peligrosas que se conocen, cada año afecta a 230 millones de personas y mata a 409.000.
Entre los países más afectados por el paludismo, hay muchas naciones africanas: Nigeria, República Democrática del Congo, Tanzania y Burkina Faso, entre otros. No obstante, es una enfermedad que también se encuentra en varios Estados latinoamericanos como Venezuela, Brasil, Perú y Colombia.
El vector de transmisión es la hembra del mosquito Anopheles, por lo que la mejor forma de prevención son los repelentes y las mosquiteras. A quienes viajan a zonas con alta tasa de infección se les aconseja un tratamiento preventivo consistente en medicamentos profilácticos que hay que empezar a tomar antes del viaje.
Sin embargo, la lucha contra esta enfermedad es costosa y el hecho de que se dé en zonas de bajos recursos económicos la complica aún más. La intención de BioNTech es evaluar varios candidatos a vacunas que se centran en la proteína circumsporozoite (CSP) y antígenos descubiertos recientemente. Los que mejor perspectiva tengan se usarán en los ensayos que esperan llevar a cabo a finales de 2022. La intención es producir la vacuna en el continente africano.
De momento, existe una vacuna contra el paludismo en el mercado, Mosquirix, pero su eficacia es de apenas el 36%. Los creadores de la vacuna contra la Covid-19 de Oxford-Astrazeneca pertenecientes al Instituto Jenner de Oxford, también están desarrollando una vacuna contra el paludismo.