Los miembros del G7, siete de las mayores potencias económicas del mundo, continuaron dedicando durante la pandemia más recursos a industrias de combustibles contaminantes que a las de energía limpia, según un informe de la ONG británica Tearfund.
En concreto, Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido destinaron entre enero de 2020 y marzo de 2021 US$189.000 millones a ayudas al carbón, el crudo y el gas. Una cifra mayor que los US$147.000 millones presupuestados para fuentes de energía más ecológicas.
“En otras palabras, los combustibles fósiles recibieron más de la mitad del total de ayudas a los grandes consumidores de energía”, dijo Tearfund en un informe publicado esta semana, como anticipo a la reunión del G7 que se celebrará en Reino Unido del 11 al 13 de junio.
Precisamente, la crisis climática será uno de los temas más prioritarios en la agenda de este evento. Los científicos calculan que, en las próximas décadas, el clima de la Tierra será 1,5°C más cálido que antes de la revolución industrial debido, de manera exclusiva, a la actividad humana. Un incremento así puede parecer insignificante, pero en realidad acarreará graves consecuencias que van desde inundaciones por la elevación del nivel del mar hasta sequías en lugares donde antes abundaba el agua.
Es por esto que Tearfund criticó unas inversiones “inconsistentes con la precipitada reducción de emisiones necesitada para limitar el calentamiento global a 1,5°C”. En 2020, la paralización de la actividad para combatir la pandemia de Covid-19 fue vista como un respiro para el planeta, con las arterias de grandes ciudades vacías de automóviles y grandes industrias, como las aerolíneas, deteniendo su actividad.
“Desde el principio de la crisis, hubo estudios que señalaron el rol vital que las respuestas a la Covid-19 jugará en cómo se afronta el cambio climático”, aseguró la ONG, que cree que las ayudas a la recuperación económica deben diseñarse de manera que contribuyan a largo plazo a los objetivos de emisiones cero. En cambio, según señala, “más de 8 de cada 10 dólares destinados a los combustibles fósiles no llevaban ‘cláusulas verdes”, a la vez que solo 1 de cada 10 dólares dedicados a los estímulos a raíz de la pandemia beneficiaron a las medidas de energía “más limpias”.
Las ayudas criticadas por la ONG no solo incluyen las directas a los combustibles fósiles, sino también a sectores que lo consumen en grandes cantidades. Entre ellos está el de la aviación, al que el gobierno de Estados Unidos ofreció 10.000 millones en rescates a aeropuertos. O los 9.000 euros que el gobierno alemán destinó a Lufthansa.
Para Tearfund, las naciones del G7 tienen una “responsabilidad especial” a la hora de combatir el calentamiento global. Por un lado, porque se encuentran entre los países que más dinero han dedicado a la reactivación económica (US$6,5 billones), así que el alcance de sus inversiones y políticas se extenderá más allá de sus fronteras. Por otro, son responsables del 24% de las emisiones globales de CO2, pese a que en su territorio solo vive el 10% de la población mundial.
“Las respuestas de las naciones del G7 a la Covid-19 acelerarán la transición a energías más limpias y sociedades más equitativas o encerrarán al planeta en un cambio climático catastrófico e irreversible”, concluyó Tearfund.