La tenista japonesa Naomi Osaka acudió al Abierto de Francia empezando una batalla que no pudo ganar.
Este martes, tras varios días de polémica, la deportista decidió retirarse del torneo, después de que los organizadores no apoyaran su decisión de saltarse las conferencias de prensa, que son obligatorias para todos los competidores.
Osaka, de 23 años, había anunciado la semana pasada en su cuenta de Twitter que no se sometería a estos encuentros con periodistas durante la competencia que se juega en el estadio Ronald Garros, en París. La tenista aseguró que sentía que “la gente no tiene consideración con la salud mental de los deportistas y esto parece muy cierto cuando veo o participo en una conferencia de prensa”.
La deportista criticó que en estas citas le hicieran preguntas que ya había respondido muchas veces o que “siembran duda” en las mentes de ella y sus colegas y afirmó que no iba a “someterme a gente que duda de mí”. Para ella, que un deportista tenga que enfrentarse a la prensa después de una derrota es como “pegarle una patada a alguien por lo bajo” y, según dijo, no entendía “el razonamiento que hay detrás”. En el mensaje, Osaka dio a entender que estaba dispuesta a pagar las multas que le impusiera la organización del torneo por no acudir a las conferencias de prensa.
Estos eventos forman parte de las competiciones, no solo en el tenis, sino en todos los deportes de élite. Varios deportistas acaudalados como la también tenista Venus Williams han preferido pagar sumas de miles de dólares en sanciones antes de enfrentarse a las preguntas de los periodistas tras una derrota en la cancha.
Sin embargo, como la administración del Roland Garros recordó en un comunicado, cuando los deportistas aceptan participar en un torneo, están firmando un contrato entre cuyas cláusulas está la obligación de atender a la prensa después de los partidos, “sea cual sea el resultado”. “Estas interacciones permiten tanto a los jugadores como a la prensa compartir sus perspectivas y a los jugadores, contar su historia”, dijo la organización en un comunicado. Además, añadió que dejar que un competidor dedicara tiempo a la prensa mientras el otro se saltaba este compromiso sería dar a este último “una ventaja injusta”.
Al final, Osaka decidió que retirarse del Abierto de Francia era “lo mejor para el torneo, otros jugadores y mi bienestar” y para que “todos puedan volver a enfocarse en el tenis que se está jugando en París”.
La tenista confesó que sufre depresiones desde el Abierto de Estados Unidos de 2018, cuando derrotó a Serena Williams y se convirtió en la primera japonesa en ganar un Grand Slam en la categoría individual.
Osaka dijo que su carácter introvertido y su falta de destreza para hablar en público hace que las ruedas de prensa le causen ansiedad, y pidió disculpas a los “periodistas chéveres que puedan haberse sentido ofendidos” y al Roland Garros, que durante la polémica intentó comunicarse con ella para ver qué solución podía hallarse, pero a quien ella no quiso atender hasta que finalizara la competición.
Aunque advirtió que, cuando su salud mental mejore, quiere conversar con la administración del Abierto de Francia sobre cómo “mejorar las cosas para los deportistas, las prensa y los fanáticos”.