España no acaba en la península ibérica. De lo que algún día fue el gran imperio español, aún quedan dos remanentes: las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, dos enclaves en África por los que este lunes ingresaron más de 5.000 migrantes irregulares.
Ambas ciudades, separadas entre sí por 380 kilómetros, limitan con Marruecos y se encuentran rodeadas por vallas para impedir el paso ilegal que intentan, en su mayoría, migrantes marroquíes y subsaharianos que buscan un futuro mejor en Europa. De hecho, la de Melilla es considerada la frontera europea más fortificada, con un muro compuesto por tres vallas de entre 6 y 10 metros de altura según el tramo y que, hasta hace poco, contaba con cuchillas que dejaban sangrientas marcas en quienes intentaban treparlo.
Los migrantes esperan durante meses escondidos en los cercanos bosques de Marruecos para intentar dar el salto a España. Este lunes, al menos 5.000 lo lograron en Ceuta y cerca de un centenar, en Melilla. Ese primer dato ha batido los récords de inmigración en España, donde nunca habían ingresado ilegalmente tantas personas en un día. La cifra más alta hasta esta semana había sido 1.461, el número de migrantes que llegaron a Canarias en embarcaciones precarias el pasado 7 de noviembre.
Esta vez, en Ceuta, la mayoría llegó a nado, algunos de ellos utilizando flotadores infantiles para bordear el espigón que se adentra en el mar, una vía donde ya han muerto varios migrantes en el pasado. En esta ocasión, uno de ellos ha fallecido en el intento.
¿Por qué se registra esta ola de ingresos ahora? Según la prensa española, ha sido la inacción de las autoridades marroquíes la que ha animado a los migrantes a tratar de cruzar la frontera. Marruecos, que después de Turquía y Libia es el país extracomunitario que más fondos recibe de la Unión Europea (UE) para controlar la inmigración hacia Europa, no opuso resistencia al masivo cruce de migrantes esta vez, según informan medios como El País y RFI.
Esta pasividad sería un capítulo más en la escalada de tensiones entre España y Marruecos, después de que los servicios de inteligencia de este último descubrieran que uno de sus adversarios había recibido atención médica en territorio español. Brahim Gali, secretario general del Frente Polisario, fue tratado por Covid-19 en un hospital de Logroño, al norte de España, utilizando documentación falsa.
El Frente Polisario es un movimiento apoyado por Argelia que busca la independencia del Sahara Occidental, una antigua colonia española que hoy reclama y controla, en la mayor parte de su territorio, Marruecos. España alega que lo acogió por motivos humanitarios, pero Marruecos anunció que podría tomar represalias ante lo que considera una deslealtad.
Marruecos es un socio clave de la UE en el control de la inmigración irregular al continente, no solo por su papel en el resguardo de los enclaves españoles de Ceuta y Melilla, sino también por su vigilancia en las costas. Esta crisis migratoria sin precedentes podría incrementarse, sobre todo si se tienen en cuenta lo que informan medios locales como El Faro de Ceuta respecto a decenas de personas embarcándose rumbo a España desde localidades costeñas como Tánger a plena luz del día, probablemente con la península como destino, sin que las autoridades marroquíes se lo impidan. Mientras tanto, Marruecos guarda silencio.