América Latina es uno de los continentes que posee mayor biodiversidad en el mundo. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), alrededor del 60% de la vida terrestre mundial y diversas especies marinas y de agua dulce se pueden encontrar en América Latina y el Caribe.
Este ambiente diverso constituye un hábitat ideal para generar alternativas de energía verde, una de estas es el hidrógeno verde. A diferencia del hidrógeno libre, no se encuentra en estado natural. El proceso para conseguirlo, explicado de una forma didáctica, tiene dos fases. La primera se denomina “hidrógeno gris”, consiste en extraer el hidrógeno de compuestos orgánicos como los hidrocarburos y también del agua. La segunda es someterlo a un proceso de carbono neutro a través de la gasificación de biomasa, la termólisis y la electrólisis del agua. Así finalmente se consigue el hidrógeno verde.
De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA), el hidrógeno verde goza actualmente de un impulso político y empresarial sin precedentes, con un creciente número de políticas y proyectos en rápida expansión a nivel mundial. Algunos de los principales mercados que demandan hidrógeno a gran escala son los siguientes:
- Producción de fertilizantes, en particular la producción del amoniaco (NH3).
- Refinación del petróleo para para convertir hidrocarburos líquidos de alto punto de ebullición a fracciones más livianas de alta calidad (hidrocracking).
- Producción de grasas y aceites hidrogenados para la industria alimentaria.
- Estabilización de moléculas y atmósferas controladas para la producción de semiconductores, vidrio flotado y aleaciones de acero.
Unido a ello está la urgencia mundial de mitigar los gases de efecto invernadero, con la consecuente tendencia a la descarbonización. Desde la conferencia COP21, el cambio climático ha estado en el top de prioridades de la agenda política, económica y científica a nivel internacional. En este contexto, el hidrógeno verde, sin duda, forma parte de la solución a la crisis climática ya sea como materia prima, combustible o para almacenar y transportar energía.
Producción de hidrógeno verde a gran escala
Por el momento, los principales países candidatos (Brasil, Perú y Colombia) para la producción de hidrógeno verde a gran escala aún está dando los primeros pasos.
En Brasil, según los datos de la Empresa de Pesquisa Energética (EPE), el hidrógeno tiene un mercado firme y en desarrollo, relacionado con el suministro de gas con fines industriales, agroindustriales y medicinales. No obstante, el desarrollo a gran escala de hidrógeno verde aún no inicia por falta de investigación.
En Perú, hubo un proyecto de Ley denominado “Ley que Incentiva la Inversión en Recursos Energéticos Renovables Destinados a la Generación de Energía en el Mercado Eléctrico Peruano” (PL 6953) que tenía como uno de sus objetivos la producción de hidrógeno, pero lamentablemente no ha salido a la luz hasta el momento. Es uno de los países con mayor potencial geotérmico, fotovoltaico y eólico.
En Colombia, el Ministerio de Minas y Energía se encuentra trabajando con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para definir la ruta que se seguirá para incluir el hidrógeno en la matriz de energías limpias. Su objetivo es desarrollar una estrategia de implementación del hidrógeno. Es uno de los países que está buscando alianza con países vecinos de la región para evaluar oportunidades de mercado y posibilidades de exportación del hidrógeno verde.
América Latina y el hidrógeno verde
América Latina proyecta un rápido crecimiento hacia la producción de hidrógeno verde en los próximos años, con un incremento de participación en la solución de la descarbonización mundial. La industria se beneficiará de la utilización de esta alternativa de energía verde a corto, mediano y largo plazo.
El reto de los países de esta región, que opten por la generación de hidrógeno verde, será lograr la competitividad económica en su proceso de producción.