Mientras muchos esperan con ansias ser inmunizados contra la Covid-19, en algunos países del mundo, miles de vacunas están siendo desechadas al no haber podido ser usadas antes de su fecha de expiración.
Han pasado cuatro meses desde que se iniciara la primera campaña de vacunación contra la Covid-19 y, desde entonces, muchas naciones han sufrido retrasos en las entregas, problemas de logística y reticencia por parte de algunos ciudadanos a inmunizarse. Estos factores han llevado a que muchas vacunas no se apliquen y, ahora, estén a punto de caducar.
El problema parece afectar sobre todo a los productos de Astrazeneca, que vencen a los seis meses y que en las últimas semanas han estado en la mira después de que se descubriera que pueden causar, en ocasiones muy escasas, coágulos en la sangre. Algunos de los afectados han llegado a fallecer, pero los expertos consideran que aun así la vacuna trae más beneficios que perjuicios, pues este raro efecto secundario solo se da en 40 personas de cada 10 millones, según estimaciones del gobierno británico.
Pese a esto, hay otros gobiernos como el de Dinamarca que han preferido dejar de usar la vacuna de Astrazeneca. Noticias como esta han generado desconfianza en muchas personas, que rechazaron ser inmunizados con este producto.
Este recelo, junto a incapacidades de manejar la logística de la campaña de vacunación más grande de la historia, ha dado como resultado lotes de miles de vacunas caducados o a punto de vencer en muchos países.
El problema se ve especialmente en África: Sudán del Sur anunció esta semana que desechará más de 60.000 dosis de la vacuna de Astrazeneca al no haber sido capaz de aplicarlas antes de que caducaran.
El país más joven del mundo, fundado apenas en 2011, es un territorio azotado por la pobreza y la violencia, que en su corta historia ya ha vivido una cruenta guerra civil. Con más de 10.000 casos de Covid-19 en una población de 11 millones, a finales de marzo la nación vio una luz de esperanza al recibir su primer lote de vacunas a través del fondo Covax, un mecanismo que busca garantizar un acceso equitativo a la vacuna para todos los países.
Sin embargo, a las vacunas recibidas solo les quedaban dos semanas de vigencia. Dadas las deficiencias estructurales de esta nación, les ha resultado imposible administrar todas las dosis antes de que se vencieran y ahora tienen que afrontar el reto de deshacerse de ellas de manera segura.
Malawi es otro país africano que informó en los últimos días que destruirá unas 16.000 vacunas de Astrazeneca caducadas que no pudo usar. Según el diario británico The Guardian, cuando las vacunas recién llegaron, los malauíes hacían largas colas para intentar ser inmunizados. Pero tras las noticias sobre el raro efecto secundario que pueden causar, el miedo se ha expandido entre la población.
En declaraciones a The Guardian, el director ejecutivo de la Red de Equidad Sanitaria de Malawi, George Jobe, dijo que esto debe servir como lección a las entidades encargadas de la donación de vacunas a países de menos recursos para que “tengan en consideración qué tan preparada está una nación” y añadió: “¿Está la gente concientizada y lista para ser vacunada? Las siguientes vacunas no deberían llegar a pocas semanas de su fecha de caducidad porque esto se repetirá”.
Aunque medios de comunicación como el New York Times advierten que este problema también se da en Estados Unidos y Europa, donde miles de vacunas han tenido que ser desechadas. “Pero los países africanos se enfrentan a problemas de escasez de suministro mucho más graves”, recordó el diario estadounidense.
En Canadá, algunas provincias como Ontario y Alberta han rebajado esta semana la edad mínima para recibir una vacuna de 55 a 40 para convocar a más gente y evitar así desperdiciar un lote de vacunas de Astrazeneca que está a punto de vencer. En Estados Unidos, donde se acaba de anunciar que la campaña de inmunización ahora está abierta a cualquier persona mayor de 16 años, dos tercios de las vacunas de Astrazeneca caducarán en mayo y el resto, en junio.