Mientras países latinoamericanos como México doblan sus esfuerzos para adquirir más vacunas, en Europa, al menos una decena de Estados han decidido en los últimos días suspender la aplicación de la vacuna de Oxford-Astrazeneca que ya habían adquirido.
Entre ellos están Francia, España, Dinamarca, Noruega, Islandia, Suecia, Alemania, Países Bajos y Bulgaria. Sus autoridades han decretado que sus ciudadanos no reciban vacunas de la farmacéutica británica hasta que no se haya determinado si esta puede contribuir a la formación de trombos.
Los trombos son coágulos de sangre que se forman en un vaso y pueden acabar obstaculizando el riego sanguíneo. Las consecuencias más graves pueden ser una embolia o infarto.
Entre los efectos secundarios que puede causar la vacuna de Astrazeneca no se menciona el riesgo de generar trombos, aunque sí se advierte de que, si se está tomando medicación anticoagulante, hay que decírselo al médico antes de ser inmunizado con ella.
Sin embargo, las alarmas saltaron la semana pasada cuando Dinamarca anunció que una persona que había recibido la vacuna de Astrazeneca había fallecido por una trombosis y que suspendería la inmunización con este producto durante 14 días para descartar que pudiera haber un vínculo entre la vacuna y los problemas de coagulación. Noruega e Islandia le siguieron los pasos por precaución y, como suele suceder en estos casos, la medida empezó a ser emulada por una serie de países europeos. Desde entonces, se ha informado de otras cuatro muertes similares en Italia y Austria.
No obstante, países como Reino Unido y Estados Unidos continúan inyectando vacunas de Astrazeneca y entidades como la Agencia Europea del Medicamento (EMA por sus siglas en inglés) y la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) han negado que la vacuna sea insegura y han pedido que se siga administrando. ¿Qué tan fiable es entonces la vacuna de Astrazeneca?
Qué dicen los números
La EMA insiste en que los beneficios que pueda aportar la vacuna de Astrazeneca son mayores que los riesgos. Según esta agencia, hasta el 10 de marzo, se conocía de 30 casos de personas que habían sido inmunizadas con este producto y habían desarrollado “eventos tromboembólicos”.
El número es ínfimo si se tiene en cuenta que cinco millones de personas en el Espacio Económico Europeo han recibido esta vacuna. Según los expertos, en la población general, una de cada 1.000 personas desarrolla este tipo de eventos, por lo que 30 de cinco millones sería una incidencia incluso menor a la normal.
En Reino Unido, 11 millones de personas han recibido la primera dosis de Astrazeneca y, según las autoridades británicas, no ha habido ningún indicio de que la vacuna pudiese causar la formación de trombos.
La EMA asegura en un comunicado estar “trabajando de cerca con la compañía, con expertos en desórdenes sanguíneos y con otras autoridades que incluyen a la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios de Reino Unido” para investigar si puede haber un vínculo entre la vacuna de Astrazeneca y los eventos tromboembólicos o si estos se dieron por otros motivos. La EMA celebrará el jueves una reunión en la que llegará a conclusiones y tomará medidas.
Hasta entonces, la agencia considera que la campaña de vacunación contra la Covid-19 debe seguir incluyendo al producto de Astrazeneca, una opinión que apoya la OMS, que se reunirá para tratar el tema este martes.
En Escocia, los resultados preliminares de la campaña de vacunación arrojaron que la vacuna de Astrazeneca ayudaba a reducir en un 94% el riesgo de hospitalización por Covid-19 entre los mayores de 80 años, el grupo de población que hasta entonces había sido inmunizado. Este resultado está incluso por encima del de la vacuna de Pfizer, que lo redujo en un 85%, aunque este estudio todavía debía ser revisado por pares.